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El pasado viernes se estrenó «Asamblea», la ópera prima del cineasta Álex Montoya, y solo en su primer fin de semana la vieron 23.000 espectadores, unas cifras impensables para una película independiente y alejada del circuito más comercial. Este viernes hace lo propio «Pullman», de Toni Bestard, y juntas ponen en evidencia que el cine que navega en los bordes de la industria ha encontrado en las plataformas -Filmin en este caso- una ventana mucho más grande y luminosa que el minúsculo hueco que los estrenos más potentes les dejaban en la cartelera.Porque la crisis del coronavirus amenaza con dejar muy tocado al tejido cultural industrial, pero el riesgo de extinción es mayor todavía para los pequeños autores y el cine alternativo. Y a la vez, en estos tiempos convulsos, este tipo de obras han encontrado más espectadores que nunca. Por ejemplo, el número de personas que vieron en Filmin «Asamblea» es el mismo que el último fin de semana de febrero (cuando el Covid sonaba todavía algo lejano) fueron al cine a ver «Cuestión de justicia», una producción de una «major» que se estrenó en 132 cines. Esos 23.000 espectadores equivaldrían a más de 150.000 euros de recaudación, y aunque el paso por taquilla no se puede comparar con la suscripción a una plataforma, la visibilidad durante el confinamiento sí. «Es cierto que es una buena oportunidad para tener algo más de visibilidad, y no hay mal que por bien no venga», dice Toni Bestard, director de «Pullman». «Teníamos pensado estrenar en cines en mayo en unas pocas salas: una en mallorca, un par en Madrid y Barcelona... Y hubiese pasado lo de siempre: la peli coincide con otros siete u ocho ese viernes y... entonces vimos esta oportunidad de adelantarnos, ya que no teníamos compromisos comerciales previos». A partir de ahí, en apenas tres semanas encontraron con Filmin una fecha de estreno. «Podemos ofrecer la película a la gente, que en casa estamos muy necesitados de contenido, y a la película le viene bien porque la podrá ver mucho más público», reconoce. «Pullman» es la segunda película española que decide saltarse «la ventana» tradicional de la distribución y llegar directamente a las casas de los suscriptores de Filmin. La primera fue «Asamblea», que estará un mes en la plataforma. «Pullman» seguirá un circuito similar, ya que su director y productor confiesa que confía estrenarla en salas en cuanto se pueda. «Cuando pase esto iremos a los cines, lo intentaremos porque está concebida para eso, pero tardará porque el cine independiente lo tendrá un poco más complicado», reflexiona Bestard, que al mismo tiempo cree que de este confinamiento saldrán nuevos cineastas: «Habrá historias que contar, más que nunca, y nacerá una nueva generación magnífica con cosas que decir». Un viaje iniciáticoQuién sabe si entre ellos los dos jóvenes actores de su película, Keba Diedhou y Alba Bonnin, que dan vida a los dos niños que la cámara de Bestard recoge en la cara B de la Mallorca más turística. Ambos viven en los apartamentos Pullman, un lugar más habitual de las paginas de sucesos que de las guías turísticas, y eso que se encuentra a tiro de piedra del Palacio de Marivent. «La idea era contar un viaje iniciático de estos dos niños que viven en un mundo de contrastes a 600 metros de donde la Familia Real va a veranear. El Palacio representa una cosa de la que todos los mallorquines estamos muy contentos, la imagen que transmiten los Reyes, pero me parecía sorprendente que tan cerca estuvieran estos apartamentos que desde los noventa hasta hace nada eran un sitio de mucha criminalidad. En los últimos años ha cambiado algo, con familias inmigrantes que trabajan en el sector turístico», cuenta sobre esa realidad. Así, «Pullman» recoge esas calles traseras que los turistas no recorren jamás, y también esa Mallorca que los telediarios, más preocupados por el «balconing» que por la vida real, nunca enfocan. Dos niños cuyos padres acumulan horas de trabajos precarios y que pese a vivir a unos metros de playas paradisíacas pasan sus ratos en las calles de un barrio que se parece al de cualquier periferia española, como si ignoraran que detrás de esos muros de ladrillo hay guiris con una caipirinha en la mano. El cineasta recoge a estos críos primero en casa, y después ya en las calles en un viaje a la deriva por toda la isla, de los submundos que les rodean a los parques de atracciones turísticos o a la típica calle de discotecas. Un viaje donde la cámara se pone a la altura de los niños y obliga al espectador a mirar como ellos lo hacen, como si esas vidas que observan suspendidas bajo el sol de las vacaciones fueran extraterrestres. Y quien sabe si a partir de esta crisis de marzo y abril lo serán. Crítica de «Pullman», por Oti R. MarchanteAntes de esta pequeña película, curiosa y de especial atmósfera, el director Toni Bestard hizo un largometraje entre naturalista y surrealista titulado «El perfecto desconocido» y un documental apasionado, exclamativo, «I am your father», sobre la figura de David Prowse, el actor que estaba tras la máscara de Darth Vader en «La Guerra de las Galaxias». Nada que ver entre ellas y aún mucho menos con esta de ahora titulada «Pullman», cuya inspiración, hálito, atmósfera e intención parecen íntimamente conectadas con «The Florida Project», la obra de Sean Baker que hace unos años reunió de modo sorprendente el mundo infantil con el puro cine independiente americano.La peripecia de dos niños en su ojeada al mundo en una zona turística de Mallorca en esa época de pretemporada que anuncia el comienzo del verano. Daren y Nadia viven en los apartamentos Pullman, unas moles vecinales que son un conglomerado de personajes, razas y culturas. Toni Bestard hace un apunte de la difícil situación familiar de esos niños y el guion les abre una puerta a la aventura, al viaje, a la mirada…, todo ello diminuto, filmado a volapié y siempre atento a la acción-reacción de esos dos niños, interpretados por Keba Diedhou y Alba Bonnin en el tono exacto de lo no profesional pero si muy elocuente y emotivo. «Pullman» llega justo hasta donde va, que no es más allá de un apunte del paisaje del fin de la infancia.
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