![](https://static2.abc.es/media/play/2020/03/19/ETbPBMCXQAAGcHm-U01275122260OSV-620x349@abc.jpg)
En la crónica del episodio anterior, ya recordamos que don Francisco Umbral (que fue premio Príncipe de Asturias, Cervantes y Nadal, un «hat trick» literario solo al alcance de genios) dijo en su día que «la tía más espectacular de este país es un tío». Hablaba de la actriz entonces conocida como Bibi Ándersen y posteriormente (y hasta hoy) como Bibiana Fernández. Los tiempos han cambiado y seguramente hoy no podría decir exactamente esa frase, o bien la habría dicho –menudo era Umbral para decirle que no podía decir esto o aquello– pero, a buen seguro, se habría montado la de San Quintín. En fin: el caso es que Umbral dijo aquello. Eran los años 90. Estamos a punto de entrar –si el virus lo permite, que lo permitirá– en la tercera década del siglo XXI. Bibiana tiene hoy 66 años, porque los cumplió el pasado febrero, si bien durante la emisión de «Ven a cenar conmigo: Gourmet edition» se dijo que 65, por aquello de que el programa es grabado. Con 65 ó 66, qué más da, «sus piernas son de monumento», analizó «El Dioni», que no es crítico de arte, y quizá no sepa diferenciar entre columnas dóricas, jónicas y corintias –aunque él fue a EGB–, pero de mujeres asegura saber. «No sé cómo tiene el pecho, pero las piernas...», insistía el que se dio a la fuga en un furgón después de que Víctor Sandoval sentenciase que Bibiana era «guapa a reventar». Todo ocurrió en la segunda de las cuatro quedadas nocturnas entre Bibiana Fernández, Carmen Borrego, «El Dioni» y Bibiana Fernández que veremos en «Ven a cenar conmigo: Gourmet edition». Después del menú carcelario de Sandoval la semana anterior, el listón no estaba muy alto. Ya lo apuntó Borrego según plantó los tacones en la casa de Bibiana: «Me da que esta semana vamos a cenar fenomenal», lanzó el puñal, con un claro destinatario, su íntimo enemigo. A «El Dioni», más que que lo que echarse a la boca, le preocupaba lo que la actriz echase por la boca: «Habla más que Matías Prats. Hablando es una locomotora que no para. La semana pasada tuve la cabeza como un dirigible», remachó el ex presidiario, al que el verbo kilométrico de la actriz y presentadora le tiene obsesionado. También lo demás. Bibiana empezó revelando el secreto para lucir tipazo a sus 66. En realidad, es el que todos ustedes pueden intuir y resulta contrario a los sabios consejos del Ministerio de Sanidad y del sentido común. «Yo soy una mujer que llevo 50 años sin comer», sentenció. Afortunadamente, no es cierto, pues del dicho al hecho hay un buen trecho y en las dos cenas la hemos visto ingerir a un ritmo normal. En todo caso, está flaca. «Yo fui gorda como hasta los 13 años», confesó la que es una de las musas de Almodóvar. En todo caso, insistió en que ella es más de copa que de tenedor, y que para mantener la figura hay que elegir entre uno u otro: «O bebes o no comes. Y todo no puede ser», analizó, y recalcó que es más partidaria de la bebida que de la comida. Bibiana se puso a cantar mientras preparaba el primero, y todos los cinéfilos recordamos aquella de Almodóvar en la que cantaba, divina, en una terraza. Quizá sobrevino ese «flash» porque los nombres que puso a sus platos tenían tintes almodovarianos. El primero fue «Háblame del mar, marinero», que sabemos de dónde viene, pero también puede evocar «Hable con ella». Al segundo le puso «Corazones flamígeros», y eso sonó inequívocamente a Peeeedro, y así fue, pues ella misma lo confirmó. Así lo bautizó en honor de una cinta de casete, titulada «Para corazones flamígeros», que Pedro le grabó con boleros de «gente cantando al amor desde el desgarro». El plato en sí consistía en un pollo picante con chocolate y arroz blanco. A «El Dioni» el arroz blanco le cae «como una patada en los mismísimos», por aquello de que se hartó de comerlo cuando estuvo «ocho meses» entre barrotes en Brasil, pero al final se lo zampo «por ética y educación». Eso dijo, pero en realidad es porque Bibiana empieza a hacerle «tilín». Borrego elogió el plató, pero reconoció que el picante le supera. Aunque, para «picante», «El Dioni», que parece que salió de la cárcel hace un par de días. Ya en el ocaso de la cena se sucedieron los elogios hacia la belleza de la anfitriona. «Tiene un 'sex appeal' [para ser precisos, dijo 'sexapel'], tiene una provocación, pero después empieza a hablar de su vida y tal tal...», seguía dando vueltas «El Dioni». «Tú te sientes guapa, pero no cotiza en el mercado que tú quieres cotizar», replicó la actriz a tanto elogio. Acabó cotizando en el mercado de «El Dioni». Bibiana quiso poner el colofón cantado un bolero. «Soy lo prohibido», entonaba, y si el formato llega a ser «Operación Triunfo», y no «Ven a cenar conmigo: Gourmet edition» no es que la anfitriona no cruzase la pasarela, es que directamente se habrían visto obligados a cancelar el programa. «Yo pensaba que Bibiana cantaba peor», sentenció «El Dioni», que es un cachondo. Nunca mejor dicho. El ex superviviente y la actriz acabaron bailando pegados, mientras cantaban eso de «somos novios...» a dos milímetros escasos. «Ese baile pegado con Bibiana era como se bailaba antes. Abrazando a una mujer, queriéndole transmitir un agradecimiento... Si tú eres romántico, eres sensible, eres una persona que quieres transmitir los sentimientos que en ese momento tienes, ella lo escucha y lo siente... Vibra», reflexionó el ex presidiario. Tras ese arrebato amoroso, se puso más literal. Mucho más literal. Y dijo: «Y es cuando viene el roce de mejillas, y a lo mejor un acercamiento de labios, en la comisura, que ya te pone, pues, fíjate, el rabo como el cerrojo de un penal». El guionista de «El Dioni» no tiene el máster de metáforas sutiles. «El Dioni» fue entusiasta con Bibiana en todo excepto a la hora de puntuar. «Te daría un 10 casi en todo», empezó diciendo, pero el caso es que le otorgó un cicatero 7. Víctor Sandoval, con un 9, y Carmen Borrego, con un 8, fueron mucho más generosos. Total, que Bibiana sumó 24 puntos, superó la cena carcelaria de Víctor (que se quedó en los 18) y se ganó a «El Dioni» para siempre. PD: Un apunte final. En estos tiempos angustiosos, ver un programa de planificación tan vertiginosa como «Ven a cenar conmigo: Gourmet edition» resulta un tanto estresante. No se trata de hacer una recogida de firmas en change.org para solicitar que los planos tengan una duración propia de una película de Krzysztof Kie?lowski, pero la vista agradecería que superen al menos, aunque fuese de vez en cuando, los cuatro segundos.
[Solo los usuarios registrados y activados pueden ver los enlaces. Haga clic aquí para registrarse ... ]