Descubre a los animales que cambian de abrigo en invierno

[valalca]

Algunas especies de animales modifican su pelaje o plumaje en invierno, adoptando tonos blancos que les permiten camuflarse en la nieve y protegerse del frío.

Con la llegada del invierno, la naturaleza experimenta una transformación profunda. Las temperaturas descienden y el paisaje de muchas regiones se cubre de nieve. En este entorno cambiante, varios animales demuestran una capacidad sorprendente de adaptación a través de la modificación de su pelaje o plumaje. Esta adaptación no es solo una respuesta al frío, sino también una estrategia ingeniosa de garantizar la supervivencia, el éxito en la caza o en la evasión de depredadores. Este fenómeno, presente en una variedad de especies, refleja la interacción dinámica entre los seres vivos y su entorno, y cómo la evolución ha moldeado respuestas sofisticadas a desafíos ambientales específicos.

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Perdices nivales en invierno. — CC A. S. Begbie/Wikimedia

Vestirse de blanco: una estrategia de supervivencia

El cambio estacional de color del pelaje y plumaje a tonos blancos en animales, tanto depredadores como presas, tiene una función evidente: se trata de una estrategia de camuflaje crucial en entornos invernales.

El cambio de los tonos ocres o pardos propios del verano a un pelaje invernal claro o blanco permite a las presas camuflarse con éxito en la nieve. Este fenómeno, según los datos obtenidos en un metaanálisis realizado por el investigador João Vitor de Alcantara Vian y sus colaboradores, de la Universidad de São Paulo, Brasil, se traduce en un incremento de más del 60 % del tiempo que necesitan los depredadores para localizar a sus presa, y una disminución de más de un 27 % en la tasa de ataque sobre las presas.

Pero el tono blanco invernal no es patrimonio exclusivo de las presas. Aunque la información específica sobre el incremento de éxito en depredadores que cambian su pelaje a blanco es limitada, se sabe que les confiere además una ventaja significativa. Al confundirse en el entorno nevado, los depredadores pueden acercarse a sus presas con mayor sigilo, aumentando así la eficacia en la caza en comparación con depredadores que no se “visten de blanco”.

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Perdiz nival en verano. — CC Boaworm / Wikimedia

Así pues, el cambio de color estacional a blanco proporciona una ventaja selectiva mayor para especies depredadoras y presas, facilitando su ocultación y mejorando su supervivencia en ambos casos, todo lo cual genera un efecto Reina Roja.

El "efecto Reina Roja" es un concepto derivado de la teoría evolutiva que describe una situación en la que las especies continuamente deben adaptarse y evolucionar solo para mantener el statu quo. Por ejemplo, en un paisaje invernal, las presas desarrollan pelajes blancos para camuflarse en la nieve y evitar a los depredadores y, en respuesta, los depredadores también pueden desarrollar pelajes blancos para cazar de manera más exitosa. Ninguna de las especies gana una ventaja definitiva respecto a las otras, pero ambas deben continuar adaptándose para sobrevivir.

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Perdiz nival en otoño, cambiando de plumaje. — CC Kumaapr9 / Wikimedia

Adaptarse al frío: más que un cambio de color

El cambio estacional de pelaje y plumaje va más allá de la simple transición de color. Esta adaptación implica cambios fisiológicos y estructurales complejos, orientados a maximizar la supervivencia en condiciones invernales rigurosas. Por ello, el proceso de muda estacional suele acompañarse de una alteración en la densidad y en la naturaleza de las fibras capilares o de las plumas, lo que resulta en una protección térmica mejorada.

En mamíferos, el cambio de pelaje está estrechamente vinculado con el fotoperiodo, es decir, la duración del día, que actúa como señal para iniciar la muda. Cambios en la duración del día desencadenan respuestas hormonales que a su vez influyen en el crecimiento del pelaje. Estas respuestas involucran a la glándula tiroides y otras hormonas que regulan el metabolismo y la actividad de los folículos pilosos.

El pelaje de invierno es más denso, fino, frecuentemente tiene varias capas, unas más cortas y tupidas que recubren la piel y otras más largas y lacias. De este modo, el pelaje forma cámaras de aire que funcionan como un excelente aislante térmico. Esta adaptación es crucial para especies que viven en climas fríos, en las cuales la eficiencia en la conservación del calor puede marcar la diferencia entre la supervivencia y la muerte.

En las aves también se produce un plumaje altamente aislante, mediante el aumento de la densidad de plumas y de su estructura. Algunas especies adoptan comportamientos específicos para conservar el calor: esconden el pico entre las plumas para minimizar su pérdida, ahuecan las plumas para generar cámaras de aire aislantes o reducen el flujo sanguíneo en las extremidades.

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Armiño con el pelaje de verano. — Karlskrona / pixabay

Algunos animales en España que se visten de blanco en invierno

Diversas especies de aves y mamíferos en la península ibérica muestran adaptaciones al cambio estacional, específicamente en la transición del pelaje o plumaje a tonos más claros e incluso al blanco, durante el invierno.

Perdiz nival (Lagopus muta): Aunque se distribuye extensamente por el norte de Rusia, el macizo escandinavo, Escocia, Islandia, Groenlandia, Canadá y Alaska, presenta algunas poblaciones en los Alpes y los Pirineos. En España se encuentra la subespecie Lagopus muta pyrenaica, distribuida desde Girona hasta Navarra. Esta ave, adaptada a la vida de montaña, exhibe un cambio dramático en su plumaje con la llegada del invierno. Durante los meses más fríos, su manto se torna completamente blanco, excepto las puntas de sus alas que permanecen negras. Este cambio proporciona un camuflaje excepcional en la nieve, para evitar depredadores. La perdiz nival se adapta a su entorno no solo cambiando de color, sino que además altera su comportamiento, se vuelve más reservada y difícil de detectar en los vastos paisajes nevados.

Liebre Ibérica (Lepus granatensis): La liebre ibérica, muy común en la península, también ajusta su pelaje para enfrentar el invierno; no cambia a un blanco puro como otras especies, pero se aclara considerablemente, brindándole una mejor capacidad de camuflaje en terrenos parcialmente nevados. Además, el pelaje se vuelve más denso, proporcionando una capa aislante contra las bajas temperaturas. Esta adaptación es un claro ejemplo de cómo la liebre ibérica equilibra la necesidad de camuflaje con la protección térmica.

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Armiño con el pelaje de invierno. — Alexander Ratov / pixabay

Armiño (Mustela erminea): Si hay un animal icónico en la península ibérica que adapte su pelaje al invierno, ese es el armiño, un depredador pequeño pero formidable, que experimenta uno de los cambios más notables. Su pelaje, normalmente marrón con una parte inferior blanca en verano, se convierte en un blanco puro en invierno, excepto por la distintiva punta negra de su cola. Esta transformación le permite acechar a sus presas, —roedores y pequeñas aves—, en el paisaje invernal. Su habilidad para fundirse con el entorno nevado es un factor clave en su éxito como cazador en los duros meses de invierno.

muyinteresante.es / Álvaro Bayón, 29/12/2023