Los trucos de los supermercados para vender más y no dejarte ahorrar

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Los trucos de los supermercados para vender más y no dejarte ahorrar

Cada ubicación tiene un significado muy específico, comenzando con las frutas y verduras que dan la bienvenida a todos los supermercados respetables.

Sería un error creer que la comida en los supermercados se organiza al azar. Cada producto se coloca en los estantes de forma minuciosa y para cada uno de ellos hay un diseño preciso. Básicamente es suficiente observar que todos los supermercados tienen una disposición similar para darse cuenta de la existencia de un esquema para tratar de hacer que los consumidores llenen el carrito.

Por ejemplo, ¿Por qué las frutas y verduras están justo en la entrada? ¿Y por qué los pequeños aperitivos siempre están en los mostradores cerca a la caja? ¿Y qué hay de la falta de azúcar y sal? Identificarlos de inmediato es prácticamente imposible y la solicitud de ayuda es casi inevitable.

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Por lo tanto, cada ubicación tiene un significado muy específico, a partir de las frutas y verduras que actúan como bienvenidos en todos los supermercados. La razón es doble: por su color y por la percepción de frescura que pueden dar. Por la misma razón, las botellas de agua pesadas, voluminosas e incoloras se encuentran justo al final del camino, cerca de las cajas y son fáciles de ubicar y transportar. Mencionamos el azúcar y la sal que eran difíciles de encontrar para una estrategia precisa. Estas son necesidades básicas y, además, baratas.

Como tales, se colocan de manera que no sean fáciles de ubicar para obligar al consumidor a dar la vuelta a los carriles y quedar encantado con otros productos. Otro signo de esta estrategia es la distancia entre ellos, pero también la incomodidad de agarrar un paquete. Los productos más caros se colocan a la altura de los ojos, los más baratos son un poco más altos o más bajos. Por las mismas razones, las golosinas para niños están a su altura, mientras que los de los adultos, como los dulces de licor, siempre se encuentran un poco más arriba.

Y si los refrigerios, las barras de chocolate y los dulces están cerca de las cajas del supermercado, es para presionar al consumidor a hacer trampa esperando su turno con la compra de un producto pequeño, barato y no vinculante, para sellar el gasto. Desde el punto de vista psicológico no se considera un gran compromiso.

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Otro arreglo aparentemente inexplicable es el de las existencias «industriales» de pilas y maquinillas de afeitar cerca de las cajas. Provocan ese efecto psicológico de comprarlos porque tener un adicional es esencial para no quedarse si nada en el momento que lo necesite. ¿Y por qué las cervezas están siempre a poca distancia de las papas fritas y la lata de crema en aerosol al lado del paquete de fresas? Uno lleva al otro y ambos terminan en el carrito.

Y si en algunos supermercados hay música, no es accidental: es para alentar a los consumidores a pasar el mayor tiempo posible entre los estantes en el contexto de un ambiente agradable. Siempre que el volumen no sea demasiado alto o demasiado bajo para frustrar el efecto.