Salvador Calvo, director de 'Adú': «La Academia ha apostado por el cine que se estren

[Amaya]

Salvador Calvo se define como un recién llegado al cine, pero con solo dos películas en su filmografía ya acumula 22 nominaciones. Las 13 con las que su 'Adú' llega este sábado a la gala de los Goya no le convierten en el candidato mejor colocado -«Hay otra película que es la favorita», apunta sin mojarse- pero sí han servido para demostrar que en el año de pandemia la Academia de Cine ha querido cuidar a las grandes producciones que pasaron por salas, donde Calvo ya gozó del premio del público al convertirse en la segunda cinta española más vista del año (imposible superar a Santiago Segura). Solo teme una cosa durante la ceremonia: que se repita lo que le pasó con 'Los últimos de Filipinas', que solo materializó en forma de Goya una de las nueve nominaciones. P - Cómo han cambiado las cosas desde que estrenó 'Adú' allá por enero de 2020... R - Yo no me puedo quejar, por suerte. Me quejaba antes de tiempo porque cuando estrenamos la peli les decía a Telecinco Cinema «es la peor fecha», y ellos «no no que nos ha dado mucha suerte para una peli que hicimos sobre África». Y yo decía: «Justo una semana después de los Goya y antes de los Oscar, ¿quién va a querer hablar de nuestra peli? Es fatal la fecha». Pero fatal era todo lo que venía después. Tuvimos la gran suerte de que durante 6 semanas nos respetó el virus. Es verdad que el boca oreja estaba funcionando fenomenal y se cortó un poco por la pandemia, pero por otro lado nos ha ayudado también a acortar el año porque yo decía que una peli que se estrena en enero es imposible que llegue a los Goya, se queda como antigua. Pero como ha pasado esto, ha habido casi casi un vacío ahí en el centro y al final el año se ha hecho más estrechito y hemos tenido esa suerte. Así que no me puedo quejar. P - ¿Cómo vivió el día de las nominaciones, con su película saliendo en casi todas las categorías? R - Normalmente tu jefe de prensa te dice «vete a un bar cerca de la Academia, que si sales nominado vas a tener muy complicado llegar a tiempo para ver a la prensa», porque yo vivo a las afueras. A mí no me apetecía nada exponerme, porque si no me nominaban me iba a volver con mala leche a mi casa... me parecía una cosa como muy ridícula. Al final me convencieron. Encontré un bar de estos pequeñitos de toda la vida y dije «me meto aquí tranquilamente y veo las nominaciones», y cuando quedaban dos minutos aparece todo el equipo de 'El año del descubrimiento', y yo «ah, y ahora tengo que compartir con ellos este momento…» (Risas) Lo viví con muchos nervios. Menos mal que salió bien porque si no esto ya era el colmo del ridículo… Viví una experiencia muy peculiar. P - ¿Cree que con su nominación la Academia quiere premiar a una cinta de las que siempre se dice que hacen industria, que ayudan a mover la maquinaria? R - Bueno, sí que es verdad que las dos o tres pelis gordas que había este año o han ido a una plataforma o han pospuesto su estreno. De alguna manera los compañeros han apostado por cine que se estrena en salas. Hay industria. Quiero pensar que también hay otra parte de que les haya gustado la peli (risas). P - ¿La historia de Adú dejará de ser crónica social en algún momento? R - De momento no soy nada positivo en ese punto. Me encantaría que fuera pasado, pero por desgracia es futuro y más futuro que nunca con la pandemia, que va a agravar más la diferencia entre primer y tercer mundo. Es terrorífico pensar en las vacunas… ¿Cuándo va a llegar la vacuna a esos países? Me puedo imaginar un futuro en el que, si ya tienen suficientes prejuicios quienes llegan de allí, ahora súmale que sean fuente de infección. No soy nada halagüeño en mis previsiones. Tendría que cambiar mucho el mundo, hay que replantearse muchas cosas. Lo estamos haciendo fatal. P - La Academia dio 9 nominaciones a 'Los últimos de Filipinas', ahora 13 a 'Adú'. No puede quejarse, ¿no? R - Yo todavía me considero un recién llegado al mundo de cine. He hecho tres cosas y las tres reconocidas por la Academia… Todavía no tengo ningún premio, ¿eh? (risas) Reconocidas están, pero todavía me falta el reconocimiento final. El cabezón me haría mucha ilusión. P - ¿Este año puede ser? R - A pesar de las nominaciones no somos los favoritos. Como favoritas hay otras pelis, u otra peli en concreto que es la muy favorita por parte de todos. Nosotros estamos ahí, que ya es un reconocimiento bestial, entre las cinco mejores pelis del año, que los compañeros lo vean así me parece maravilloso y es el mejor regalo que me puedan dar, pero hace ilusión. No te lo negaré… A lo mejor a Candela Peña que ya es el cuarto no le hace ilusión, pero a mí que sería el primero me haría muchísima. P - Ahora que los cineastas se pasan a la tele. ¿Ha hecho usted una especie de camino inverso? R - Amenábar y yo nos conocemos desde hace mucho porque estudiamos la carrera juntos. Y el me decía “pero bueno, Salva, ahora que todos queremos hacer tele tú quieres hacer cine”. Y la verdad es que mi ilusión toda la vida ha sido hacer cine, desde siempre, desde pequeño. Yo no he tenido la suerte de que me pagaran una universidad en Columbia o Nueva York, no he tenido esa opción. Yo fui trabajando en lo que me dejaban, cada vez intentando acercarme a lo cinematográfico. Mi padrino en esto fue Pedro Costa, que apostó por que hiciera cine, y murió antes de que acabáramos el montaje de 'Los últimos de FIlipinas'. Él siempre me decía: “Pero Salva, tú tienes que hacer cine” Y yo decía: “Yo quiero hacer cine, pero no es tan fácil”. Al final ha sido un largo camino, yo no renuncio a hacer tele. La que se hace ahora a nivel de contenidos, además, es mucho más interesante. Estoy absolutamente abierto a hacer tele pero he conseguido un poco el sueño de mi vida que es poder hacer películas y me gustaría poder seguir haciéndolas. Me da mucha tristeza como espectador incluso que las salas estén cada vez más vacías y de alguna manera, no sé si estamos en el final del cine como lo conocíamos, pero hay que intentar ayudar a los exhibidores y las salas para que no se conviertan en 'carrefour' y 'zaras'. Hay que intentar combinar esa especie de cine con mensaje pero que sea un cine grande, que el público tenga un motivo por el que trasladarte a las salas. P - ¿Siente más presión ahora, conla experiencia, a la hora de presentar proyectos? R - No, sinceramente. Si a lo mejor con 20 o 23 años haces tu primera peli y es un petardazo y tal, pues seguramente te pille menos preparado. Ahora vengo con mucho camino hecho, sigo teniendo los pies muy en el suelo, sé que este es un camino de mucho curro, mucho curro y mucha pasión en lo que hagas. De momento, creo en la suerte, pero que la suerte te pille trabajando. P - ¿Encuentra más oídos abiertos a sus proyectos? R - Veo igual de complicado todo, porque levantar proyectos, aunque han entrado un montón de plataformas hay tal avalancha de proyectos que para pedir cita en una de estas plataformas tienes que esperar semanas y meses para que te contesten. No es tan bonito el panorama, pero nunca lo ha sido. La crisis del cine español ha sido siempre, ¿no? Yo creo que es una carrera de fondo y hay que seguir trabajando y apostando.

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