El joven actor Christopher Plummer, de porte aristocrático y de maneras agradables, fue siempre una nota de eficacia en esas zonas del plano reservadas a los secundarios con talento, pero es el viejo Christopher Plummer, ya con escurridiza nobleza y mirada sospechosa, el que consiguió darle valor ambiguo a su larga filmografía y situarse en la zona vip del plano fuera o no el protagonista. Y se puede resumir esta «doblez Plummer» con dos imágenes separadas por cincuenta años con su personaje del capitán Von Trapp de «Sonrisas y lágrimas» o con el impresionante Jean Paul Getty que interpretó, de rebote, para Ridley Scott en «Todo el dinero del mundo». Y no es difícil elegir entre uno de ellos: le...
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