«Esta es la razón por la que Robín de los bosques es nuestro héroe y lo seguirá siendo». Así de tajante se mostraba Eric Hobsbawm en «Bandidos» (Weidenfeld & Nicolson, 1969), un estudio ya clásico, reeditado en infinidad de idiomas en cincuenta años, sobre el bandolero como símbolo de justicia social en favor de los más desfavorecidos. Fueron este historiador británico y el no menos célebre Fernand Braudel, ambos cercanos al ideal marxista, quienes se empeñaron en explicar este fenómeno como un acto de rebeldía contra la miseria, una forma de protesta, en representación de las comunidades campesinas, contra el abuso del Estado. Según este y otros autores cercanos a la corriente marxista, los bandoleros no eran simples criminales que...
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