El Covid-19 interrumpió de forma repentina la pasada temporada de esquí 2019-2020 el pasado 13 de marzo, cuando la declaración del estado de alarma obligó a cerrar a todas las estaciones de esquí. Fuera de los Pirineos y Sierra Nevada (Granada) el balance fue bastante discreto, ante una apertura tardía, y con menos nieve de la deseable en muchos casos. Ahora, con el virus igual o más presente que entonces, se aproxima una nueva oportunidad para la práctica de este deporte. Posiblemente la temporada más incierta de las últimas décadas, no solo por la situación sanitaria sino por la consiguiente crisis económica que merma la economía de muchos esquiadores. ¿Podrán salvar la próxima temporada invernal? Dos poderosas razones para un cierto optimismo: las elevadas visitas a estas instalaciones en verano, buscando el aire puro de la montaña, y las propias características de la actividad del esquí. Como explica el presidente de la patronal del sector Atudem (Asociación Turística de Estaciones de Esquí y Montaña) y director general de la Estación de Esquí de Sierra Nevada (Granada) Jesús Ibañez el esquí se realiza «en un entorno natural, que permite la práctica del deporte mejor, sin contacto, con cierta lejanía obvia». En este sentido, añade que se trata de una actividad «esencialmente individual». Al respecto, habla de «moderado optimismo» de cara a la próxima temporada, que comenzará el próximo mes de diciembre. «Viendo como ha ido la temporada en el invierno austral o en alguna estación nórdica, no ido mal», apunta con prudencia. 2020, «un año puente» En opinión del director comercial de Baqueira Beret (Lérida, Valle de Arán) Xavi Ubeira estamos «en un año puente, en el cual queremos que sea lo menos dramático posible intentar mantener las máximas pistas abiertas, siempre y cuando la demanda sea suficiente para mantener en marcha la estación». Al respecto, Ibañez (Atudem) pone en valor el trabajo de las estaciones de esquí durante el verano. «Las estaciones no cierran nunca: cuando termina la temporada de esquí (en un año normal en mayo) hay revisiones obligatorias, modificaciones en los hoteles, restaurantes y el resto de instalaciones», apunta el también director general de Sierra Nevada quien añade que este año las estaciones españolas han invertido en medidas de seguridad, nuevos cañones de nieve o en la renovación de telesillas. Unos lugares que también cuentan con mucha afluencia en verano para la práctica del senderismo, montar en bici u otras actividades deportivas. «La gente se siente segura con aire limpio y sin contaminación», resume. Por ejemplo, Ubeira (Baqueira Beret) comenta que como cada verano «tenemos abierto un remonte en Beret, el telesilla Blanhiblar, y hemos hecho una de las mejores temporadas de los últimos 10 años». Incertidumbre por la crisis sanitaria Sin embargo, esta temporada viene con la dificultad añadida de la volatilidad de la situación sanitaria por un virus que repunta y afloja de forma caprichosa. Para el director gerente de la estación de esquí de Valdezcaray (La Rioja), Jorge Lladó, «cada día cambian las medidas» aunque destaca que tienen todo preparado para cuando llegue el momento de la apertura: el informe Covid y su propio protocolo. «Estamos esperando el del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo que iba a sacar un protocolo para las estaciones de esquí», añade. En cualquier caso, la patronal del sector Atudem publicó su propio documento el pasado 13 de octubre titulado «Guía de buenas prácticas de las estaciones de esquí para la prevención del Covid-19». En el mismo, por ejemplo, se establecen medidas como el uso obligatorio de la mascarilla y recomienda llevar otros dispositivos de protección individual como las gafas, los cascos, el buff o una braga. Además de mantener «la mayor distancia interpersonal posible» en los entornos próximos a los remontes, entre otras disposiciones.
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