Crítica de «Verano del 85»: A pleno sol, pero mermado

[Amaya]

Una película del director francés François Ozon que alterna el peso con la levedad: una historia romántica sobre las emociones del primer amor y una intriga policial con escasa solidez dramática y con poco impacto. Se da la circunstancia, importante desde el punto de vista narrativo, de que lo romántico le llega al espectador desde el interior de la cabeza del protagonista, mientras que lo policíaco ocurre fuera de ella, es decir, en «la realidad». Esto es así, porque al joven Alex se nos muestra en la película cuando es acusado «de algo» referente a la muerte de su amigo David, con quien mantenía una relación amorosa, que iremos conociendo en «flashback» y mediante recuerdos que cuenta él, y por otro lado está la pesquisa policial para revelar, sin excesiva tensión ni intriga, los hechos. La historia se desarrolla en un lugar de la Costa de Normandía y alrededor de dos jóvenes, de 16 y 18 años, de personalidad muy distinta que mantienen una relación entre el juego de uno y la obsesión del otro. Aunque presenta sus cartas de tragedia desde el comienzo, Ozon se aparta de ella para narrar lo que es (al menos en la cabeza del más joven) el descubrimiento de su propia sexualidad y el primer fogonazo de pasión, y se maneja mejor en esa descripción de lo romántico y sexual que en el intento de apuntalarlo dentro de un thriller, lo contrario, digamos, al estilo «a pleno sol» de Patricia Highsmith. Lo mejor del filme es la ambientación y la música de la época, además de la escena en que aparece Valeria Bruni Tedeschi, la madre de uno de ellos, con toda su chispa en una escena entre lo sugerente y lo estrambótico. Valoración de ABCPlay Oti Rodríguez Marchante

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