Ya en la primera secuencia, el director Viggo Mortensen le ofrece a los espectadores el manual de instrucciones de la historia que va a contar: un anciano impertinente y mal hablado viaja con su paciente hijo en un avión, y ambos nos hacen notar que se despeña apresuradamente por el barranco del alzheimer. En su primera película como director, Viggo Mortensen construye un drama familiar de aparente corte clásico, con su pasado tormentoso (resuelto en goteo de «flashback» que procuran más claves y emociones que orden biográfico), un presente doloroso y dañino y un futuro inexistente.Valoración de ABCPlayOti Rodríguez Marchante La película se expresa con enorme franqueza a través de sus personajes magníficamente construidos, en especial ese hombre bruto, de lengua putrefacta y sin el menor síntoma de apego hacia los demás, incluidos los de su propia familia. Lo interpreta con grandes dosis de energía negativa Lance Henriksen, que consigue el milagro de construir a un tipo despreciable y abyecto pero con algún islote de sentimiento y de humor furioso que permite algún asa por el que agarrarlo. Excelente y extrema interpretación. El propio Viggo Mortensen interpreta al personaje del hijo, paciente en los dos sentidos, estoico y enfermo, por su relación envilecida con el padre, que desprecia su mundo y sus circunstancias (está casado con un hombre y tiene una hija adoptada).Todo el desarrollo de la trama está tratado con gran sensibilidad, y aunque se basa esencialmente en la constante y violenta colisión producto de la convivencia y de las heridas del pasado, mantiene y doma lo airado y agresivo de su fondo con una mirada comprensiva y humana en una mixtura compleja pero bien resuelta de tripas y corazón. En fin, una película tensa, llena de sentimientos y resentimientos y que acaba siendo conmovedora sin dejar de ser incómoda.
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