El director argentino Pablo Agüero afronta este relato sobre brujas e inquisidores, con la atmósfera de resaca del Medievo y situado en una zona del País Vasco. La historia, en modo de parábola, cuenta la dramática situación en una aldea cuando llegan los notarios del Rey y de la Iglesia y acusan a un grupo de niñas de practicar la brujería. Filmada con regusto visual y con una atmósfera opresiva de encierro, indagaciones y tortura, la narración a ritmo diésel toma realmente cuerpo en su segunda mitad, con los personajes ya instalados en su cliché y con la intriga y la tragedia puestas de puntillas para adueñarse de la trama.Es una película que va claramente de menos a más, y que se beneficia del despertar del guion cuando cogen sus riendas una de las chicas acusadas y el juez encargado de su causa, papeles que interpretan con enorme sugerencia y doblez la joven Amaia Aberasturi y el ambiguo y esotérico Álex Brendemühl. Un demoníaco sentido del humor y un aterrador desconcierto ante la relación oscura y seductora entre víctimas y verdugos le da potencia y profundidad (también un toque feminista y un aire simbólico a lo que hoy vemos o padecemos como persecución y caza de brujas) a esta película que, entre claroscuros, pretende o parece que pretende, tensar una cuerda entre el ahora y el entonces.Valoración de ABCPlayOti Rodríguez Marchante
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