Ironías del destino, el jugador más joven en debutar con el PSG, con 16 años y ocho meses, se convirtió con su gol en el tipo que impidió al club parisino empezar a inaugurar su propio relato europeo,
Kingsley Coman, con un cabezazo picado, puso el ventilador a los millones qatarís. Billetes al viento, billetes perdidos. Tendrá que ser otro año. Coman, extremo francés castigadísimo por las lesiones, aguantó 68 minutos, pero fueron suficientes para hundir a
Neymar y
Mbappé, y encumbrar al Bayern de Múnich a su sexta corona europea.
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