Recta final a la Champions más extraña. No solo por el coronavirus que todo lo condiciona: desde el formato de final a ocho a partido único a puerta cerrada, sin el calor de las aficiones en las calles de Lisboa, hasta el hecho de que los equipos crucen los dedos para no tener en la burbuja de Lisboa más sustos como el que el
[Solo los usuarios registrados y activados pueden ver los enlaces. Haga clic aquí para registrarse ... ] . Sino también porque solo dos de los ocho finalistas, el Barça y el Bayern de Múnich, y uno de los entrenadores,
Pep Guardiola, saben lo que es ganar la corona europea.
En la temporada más atípica que se recuerda, algunos de los finalistas han perdido efectivos no solo por el coronavirus sino por lesiones, depresiones, cesiones no prorrogadas y traspasos que no han querido regalar un último baile a los jugadores. Especialmente en las filas de novatos como el
Leipzig, Lyon y Atalanta, los actores de reparto que aspiran a seguir robando escenas a las estrellas multimillonarias en un guion más impredecible que una película de
David Lynch.
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