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Thumbs up Con y contra Franco: los secretos de las armas nazis que la República compró a los je

La realidad histórica suele distar bastante de las ideas que se han generalizado a lo largo de las décadas. Resulta casi imposible separar las jornadas en las que los generales Nacionales se levantaron contra la Segunda República, entre el 17 y el 18 de julio de 1936, de su paso a través del Estrecho gracias a los materiales llegados desde Italia y el Tercer Reich. Lo cierto, en cambio, es que el acuerdo entre los emisarios de Francisco Franco en Alemania y el «Führer» no se suscribió hasta varios días después de que comenzara el denominado Alzamiento. También se suele pasar por alto que Adolf Hitler se mostró en principio reticente a prestar su ayuda porque consideraba que el golpe sería aplastado. Otro tanto sucede con la colaboración germana en la Guerra Civil. Se tiende a pensar que la única finalidad del Tercer Reich era probar su fuerza aérea antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Y algo de eso había, como bien explicó el estrafalario Hermann Goering con una sencilla afirmación que marcó la historiografía de la intervención: «Insté a Hitler a dar su apoyo en toda circunstancia; en primer lugar, para impedir que siguiera extendiéndose el comunismo; en segundo lugar, para poner a prueba a mi joven Luftwaffe». Pero el «Führer» también aceptó el plan de Franco con la idea de obtener a cambio de suculentas ventajas económicas. Que Hitler no prestó su ayuda de forma gratuita lo demuestra el que, a finales de julio de 1936, los Nacionales crearan en España la empresa «HISMA» (Compañía Hispano-Marroquí de Transportes) con el objetivo de adquirir a golpe de talonario todo el material militar de su homóloga alemana, «ROWAK», dirigida en última instancia por el Reich. Ambas se convirtieron en el eje de una estrecha colaboración económica que granjeó armamento a los primeros y el acceso a las ansiadas materias primas peninsulares a los segundos. Lo que no se puede negar es que el «Führer» tuvo que fiar el pago en un primer momento, pues Franco apenas contaba con doce millones de pesetas en el banco cuando comenzó la Guerra Civil, una cantidad irrisoria, según el «Führer», para sufragar un enfrentamiento. Así lo confirma Carlos Montero Rocher en su nueva obra, «La España del Tercer Reich» (Cydonia), donde hace un recorrido por la historia de la colaboración entre Franco y Hitler a través de documentos de primera mano y desvela también sus episodios más olvidados. Algunos, como los esfuerzos del traficante Josef Veltjens, más que cercano a Goering, para hacer llegar a la Segunda República armamento de contrabando a cambio de una considerable suma de billetes. El mismo hombre, por cierto, que había suministrado también material de guerra al general Mola antes de la sublevación de julio. En palabras del autor, jugar a dos bandas supuso a este personaje fallecer en 1979 en la absoluta riqueza. Franco y Hitler, en la entrevista de HendayaSus afirmaciones son algo más que una mera teoría. Y es que, a pesar de que existen luces y sobras alrededor de Veltjens y otros tantos traficantes germanos, autores como el historiador Antony Beevor han corroborado que la República adquirió material de guerra al Tercer Reich a lo largo de la Guerra Civil. En «The Battle for Spain: The Spanish Civil War 1936-1939», por ejemplo, el autor anglosajón documenta la llegada al puerto de Alicante de uno de los cargamentos más grandes de armas y munición solicitados por la CNT a este agente de Goering. «El 1 de octubre de 1936 el buque Bramhill llegó desde Hamburgo con 19.000 fusiles, 101 ametralladoras y 28 millones de cartuchos, todos ordenados por la CNT para sus columnas de milicianos», desvela. Montero, partidario de que la cantidad de armas que recibió la Segunda República de Alemania fue ínfima si se compara con las que Hitler vendió a Franco, añade también que el entramado se urdió a espaldas del «Führer» por Goering. Este, a través de varios traficantes de armas como el pirata griego Pródromos Bodosakis o el propio Veltjens, envió armamento del Reich hasta regiones como Grecia, desde donde se transportaban a la Península y eran entregadas a uno y otro bando. Un negocio muy lucrativo. «Veltjens aumentó, a partir de 1937, su flota mercante adquiriendo tres buques más, de origen francés, sueco y danés», señala. Y todo ello, a espaldas del Comité de No Intervención. 1-¿Hitler solo obtuvo la División Azul de Franco? No. En el libro no trato casi la División Azul porque fue, por así decirlo, un regalo que Franco hizo a Hitler, pero no lo que él quería. A cambio de la ayuda prestada, el “Führer” consiguió materias primas, Wolframio, un territorio en el que experimentar con sus nuevas armas (entre ellas, las V1 y V2, y no solo la Luftwaffe), divisas y una lanzadera para sus espías. Se barajó incluso la posibilidad de que las tropas alemanas accediesen a Gibraltar mediante la Operación Félix, pero se desechó la idea porque eso ponía en peligro las Canarias. 2-¿Tenía Franco dinero al comienzo de la guerra para pagar la ayuda de Hitler? No. Disponía de doce millones de pesetas, una cantidad irrisoria. Pero Hitler sabía que España era estratégica para sus planes. En primer lugar, quería que fuese afín a su ideología y que no apostase por el comunismo, que ya había triunfado en Francia. A su vez, sus ministros le hicieron ver que podía obtener gran cantidad de materias primas de la Península. Por último, le atrajo la posibilidad de probar su nuevo armamento, algo que no podía hacer en su territorio desde el Tratado de Versalles. Aquí pudo experimentar con los Panzer, los aviones de combate o los U-Boote. Johannes Bernhardt, junto a Franco 3-¿Quién fue el cerebro tras ROWAK y HISMA? Johannes Bernhardt, un hombre de negocios alemán ajeno a Hitler que, en colaboración con el líder del Partido Nazi de Tetuán, ofreció a Franco viajar hasta Alemania para hacer llegar al “Führer” su petición de ayuda. Después de completar su misión fundó “ROWAK”, un holding que adquiría material de guerra a las empresas germanas para luego revenderlo a “HISMA”. Aquello dio buenos dividendos a Alemania. Además, a través de sus corporaciones extrajo materias primas de España, dirigió entidades bancarias, blanqueó dinero y -entre otras cosas- ofreció una tapadera a los espías nazis que trabajan en la península (quienes, por la mañana, le servían de comerciales). 4-¿Las empresas se idearon para que España pagase su deuda con Alemania? Sí. Además, se idearon muchas artimañas para que Franco devolviera la deuda sin que lo pareciera. Una de ellas fue la adquisición a Alemania de todo el armamento obsoleto del Tercer Reich. Estamos hablando de material descatalogado cuya venta solo buscaba recuperar el capital invertido. Al final, través de las empresas se hacía el trasvase de capitales y de armamento de una forma en apariencia legal. En teoría también funcionaba a la inversa, pero España vio pocos dividendos de aquello. Un ejemplo es que, cuando Kennedy exigió a Franco que le devolviera el dinero que había obtenido del Reich, este le entregó una cantidad muy pequeña. O le engañó o, lo que es más probable, apenas obtuvo. La realidad es que el oro que entró a través de Canfranc tenía como destino Sudamérica. Legión Cóndor 5-A la par, los alemanes también vendían armas a la Segunda República… Sí, aunque las armas provenientes de Alemania que compró la República fueron muy pocas. Se dio la circunstancia de que se adquirieron a través de traficantes como Veltjens, un excombatiente de la Primera Guerra Mundial que había sido también piloto de combate y miembro de los Freikorps. A pesar de haber sido expulsado del partido por su mala fama en los negocios, su íntima relación con Goering le permitió desviar partidas de armas y enviarlas a la República. 6-¿Por qué se recurrió a estos personajes? Porque oficialmente no podían comprar armas. Era la única forma. Además, de cara a la opinión internacional no querían admitir que recibían material de Alemania. Por ello, se prefirió hacerse con ellas de forma poco legal. Es probable que ni Hitler ni su cúpula cercana lo supieran. Lo más lógico es que la punta de la pirámide fuese Goering, un personaje que adoraba los negocios turbios y fue protagonista del expolio nazi del arte europeo durante la Segunda Guerra Mundial. 7-¿Tuvieron vida estos controvertidos personajes y empresas en España tras la Segunda Guerra Mundial? Muchos se quedaron en España. Siguieron manteniendo sus empresas y sus actividades económicas aquí. El caso más famoso fue el de Otto Skorzeny, que tenía su despacho en el centro de la capital y dio muchas conferencias en la ciudad. También León Degrelle, que escribió un libro sobre el Camino de Santiago. En Denia, por ejemplo, se instaló una importante comunidad de antiguos nazis cuyas tumbas se hallan hoy en el cementerio local. Panzers del ejército Nacional 8-¿Saldó Franco su deuda con Hitler? Una vez que cayó el Tercer Reich el compromiso se esfumó. Se podría decir que la última deuda que adquirió Franco fue favorecer la creación de rutas de huida para los criminales nazis a través de España. Las famosas “rat lines”. En ellas tuvo importancia el general Moscardó, afincado en Francia y enlace para los jerarcas que pretendían escapar. En la prensa contraria al régimen se habla de líderes que habían sido enterrados con funerales de Estado en Alemania y que, semanas después, habían sido vistos en España con otra identidad. 9-Hablaba al principio de las pruebas en España de las bombas volantes V1 y V2. Es una de las nuevas tesis del libro. El caso de las V1 es muy llamativo. Cuando el riesgo de que los Aliados bombardearan las fábricas de armamento en Alemania se hizo tangible, el gobierno del Tercer Reich, según confirmó la prensa clandestina de la época, trasladas diferentes factorías a España. Aquello les permitía trabajar en un entorno tranquilo y continuar la experimentación. Hay testimonios de comunistas exiliados en Francia y México que declararon haber presenciado pruebas en nuestro país. Hasta un congresista norteamericano denunció su existencia y la Sociedad de Naciones inició una investigación. Pero, en palabras de estos diarios, sucedió lo mismo con la bomba atómica.

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