Kiko Matamoros se derrumba al hablar de sus hijos: «He sido una mierda»

[SHAKIRA]

Kiko Matamorosestallaba recientemente contra Makoke, su exmujer, después de que esta sacara de nuevo a colación el tema de su mala relación con sus hijos, concretamente con la única que ellos tienen en común, Anita, aunque lo cierto es que con el resto también ha pasado por épocas bastante complicadas. El colaborador, harto de la guerra sin fin con la que fuera azafata del Telecupón, le respondía más tajante que nunca, e incluso con cierto tono de súplica, desde su programa: «Estoy harto de ser el sostén económico y para dar declaraciones que haga lo que sea. Que me deje en paz. Me voy a poner de rodillas para pedirle que me deje en paz. Que haga memoria si quiere y que hable de todas sus relaciones de pareja. De todas las decepciones que se han llevado sus parejas, tiene una vida muy interesante. Me da casi asco, es una cosa horrorosa». Pese a todo, un día después de las palabras de Makoke, Matamoros reconoció cabizbajo su «desastrosa» faceta como padre y admitió que su ex estaba en lo cierto en lo que respecta a la relación actual con su hija que es, en realidad, con la que más tiempo ha pasado desde que nació. El televisivo contó en plató que estaba muy contento porque por fin volvía a llevarse bien con todos sus retoños, pero que en el caso de Anita no es algo que esté en sus manos: «Me da igual porque no está en mi mano, llega un momento en que es un cansancio». «He sido 18 años muy feliz con mi hija, me he sentido muy querido y yo la he querido mucho. Espero que eso en su memoria no se borre y valga para valorarlo», explicó. Además, señaló directamente la actitud de su hija: «A veces los hijos ejercen como dictadores». Incluso llega a decir que, durante los 20 años en los que estuvo con Makoke y vivieron los tres juntos, se sintió «ninguneado» en muchas ocasiones. Visiblemente emocionado tras abrirse en canal reconoció que «probablemente he sido una mierda de padre», tras definirse a si mismo como un «monigote televisivo» a quien no le pedían «permiso ni para meter un perro en casa». «Uno no aguanta por los hijos, eso es un error que solemos cometer de vez en cuando creo para engañarnos a nosotros mismos. Por comodidad, porque crees que las cosas pueden retomarse, porque tienes un recuerdo... pero al final te das cuenta de que es una estupidez. Creo que la gran mentira de mi vida ha sido engañarme a mí mismo. Yo también he mentido mucho, pero no más que el común de los mortales», reflexionó.

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