Los culpables del mejor partido de la historia

[SHAKIRA]

Taconazos, túneles, seis remates a la madera y diez goles. La quinta Copa de Europa es, para muchos, el mejor partido de la historia. La BBC lo televisó durante décadas el día de Navidad. Antes de esta final, los ingleses consideraban que la victoria de Hungría sobre Inglaterra por 3-6, en Wembley, en 1953, era el mejor encuentro jamás visto, hasta que el Real Madrid venció al Eintracht por 7-3 en Glasgow el 18 de mayo de 1960. Mañana se cumplen sesenta años de un hito majestuoso, que convirtió al equipo español en leyenda, con cinco títulos consecutivos. Una goleada que enmarcó el estrellato de Di Stéfano, Puskas y Gento, aunque detrás había otras figuras que hacían la labor menos espectacular pero igual de eficaz: Santamaría, Pachín, Vidal, Del Sol y Canario. Santamaría: «Gento y Di Stéfano estuvieron soberbios, pero en las crónicas se habló poco de Gento, que destrozó a los alemanes; Paco penetró por su banda hasta el final una veintena de veces. El secreto de estas grandes victorias es que éramos un equipo, en el campo no había figuras, todos éramos iguales y teníamos una misión cada uno»»El húngaro fue protagonista en esas dos citas históricas, en el 3-6 en Wembley y en el 7-3 de Hampden Park. Puskas anotó cuatro tantos en este quinto triunfo madridista en la Copa de Europa. Di Stéfano firmó tres y coronó un récord imposible: marcar en cinco finales europeas consecutivas. Miguel Muñoz había colgado las botas dos años antes y ya era el entrenador del primer equipo. Fue el primer técnico en triunfar en la «Champions» de corto y de largo. Alineó a Domínguez; Marquitos, Santamaría, Pachín; Vidal, Zárraga; Canario, Del Sol, Di Stéfano, Puskas y Gento. El partido comenzó mal para el conjunto español, pues Kress, un extremo rapidísimo, logró el 0-1 a los diez minutos. «Era una bala, le conocíamos, sabíamos que era el más peligroso», señala ante ABC José Emilio Santamaría, uno de los protagonistas de aquella hazaña. Gento: «Perdimos la Liga por el coeficiente general de goles y fuimos a por todas a la final. Tras la victoria no pudimos celebrarlo. Nos tuvimos que quedar en el hotel. Cena y a dormir. Eso sí, nos dieron unas galletitas y unos zumos. En la puerta del hotel había dos armarios, dos gorilas, para que no pudiéramos salir, era imposible (Santamaría sonríe ante ese gran recuerdo)» Luis del Sol («qué grande», ensalzaban Gento y Pachín) se puso a carburar en la media y Di Stéfano dio la vuelta al marcador con dos goles al filo de la media hora, marcados en tres minutos de margen. La tercera diana madridista, de Puskas, antes del descanso, noqueó a los alemanes. El número diez hizo honor a su dorsal y les remató con dos tantos más antes de la hora de juego. El 5-1 era el compendio de una exhibición de pases, incursiones, paredes, remates, espuelas. «Marcamos siete goles y enviamos cuatros tiros al poste», destacaba José María Vidal. Puskas selló el 6-1 de la fiesta, a los 70 minutos. Stein puso el 6-2 poco después, pero nada más sacar de centro Di Stéfano colocó el séptimo acierto blanco. Stein maquilló el resultado con el 7-3.«Puskas y Di Stéfano estuvieron soberbios, pero en las crónicas se habla poco de Gento, que destrozó a los alemanes, los tumbó», subrayaba Santamaría. «Paco entró por su banda hasta el fondo una veintena de veces». Pachín: «Eliminamos al Barcelona en semifinales, 3-1 en el Bernabéu y 1-3 en el Camp Nou. Helenio Herrera, que presumió con palabras fuertes al ganarnos la Liga por el coeficiente de goles, fue despedido tras las dos lecciones que le dimos. La final era clave, había que ganarla»Gento explicaba la tensión de la final: «Habíamos perdido la Liga por el coeficiente de goles general, pues quedamos empatados con el Barcelona, y fuimos a muerte a conquistar esa quinta Copa de Europa». Y los arrolló. Pachín y Canario advertían que la etapa previa al encuentro fue complicada: «No fue tan fácil como el resultado puede predecir. Don Santiago había destituido a Fleitas Solichs como entrenador y había puesto al Chato (Muñoz). A la vez fichó a Del Sol, que era fuerza pura. Todos ayudaron a la reacción que necesitábamos. Eliminamos al Barcelona en semifinales, 3-1 en el Bernabéu y 1-3 en el Camp Nou. Helenio Herrera, que presumió con palabras fuertes al ganarnos la Liga por el coeficiente de goles, fue despedido tras las dos lecciones que le dimos. La final era clave, había que ganarla».Vidal y Santamaría destacaban las ganas que había en Europa por derrotarles: «La prensa inglesa y alemana decían que el Real Madrid era un equipo ya viejo. El Eintracht era un rival potente y muchos esperaban nuestra caída. Eso nos dio más fuerza para ganar». Vidal, Canario, Santamaría y Gento recuerdan a Marquitos: «Marcos se vistió de escocés, con falta y gaita, para volver a Madrid y así apareció en Barajas ante todo el público que nos esperaba»Gento aportó un dato importante: «Los alemanes golearon al Glasgow Rangers en semifinales (12-4 en el cómputo total) y los escoceses iban con nosotros en la final. Había ciento treinta mil personas en las gradas». Pachín y Del Sol coincidieron en una queja: «Don Santiago nos impidió festejar aquella noche la victoria. Nos tuvimos que quedar en la habitación. Nos dieron unos zumos de naranja y unas galletitas». Santamaría concretaba: «Al día siguiente, en Madrid, sí hubo fiesta. Hicimos el recorrido desde el aeropuerto en coches, fuimos al Ayuntamiento. Las celebraciones que se han hecho en las Copas de Europa ganadas en los últimos años han repetido lo que hicimos nosotros». Gento precisaba que salir de la habitación en Glasgow se puso imposible: «A cenar y a dormir. Zumito y galletas. Había dos vigilantes como armarios en la puerta del hotel y no hubo forma de torearlos». Risas de un gran recuerdo.Santamaría, Gento y Pachín comparten un lamento que demuestra su ambición por conquistar títulos: «Aquel equipo solo ganó una Copa Intercontinental, tras conseguir cinco Copas de Europa, porque el torneo empezó en 1960. Si hubiera existido desde 1955 habríamos ganado las cinco»Marquitos se vistió de escocés en el viaje de vuelta y apareció con falda y gaita en Barajas», rememoraban Vidal, Canario y Del Sol. Santamaría, Gento y Pachín compartieron un lamento que evidenciaba su ambición por los títulos: «Aquel equipo solo ganó una Copa Intercontinental, tras conseguir cinco Copas de Europa, porque el torneo empezó en 1960. Si hubiera existido desde 1955 habríamos ganado cinco. El secreto es que éramos equipo, en el campo no había figuras, todos teníamos una misión».

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