Víctor Sandoval confiesa su deseo familiar más secreto

[SHAKIRA]

Fue la última cena. La última velada de la duodécima edición de «Ven a cenar conmigo. Gourmet Edition». Carmen Borrego ejerció de anfitriona con el objetivo de superar a Víctor Sandoval, «El Dioni» y Bibiana Fernández. Y lo logró al alcanzar los 25 puntos, tres de ventaja sobre la actriz y siete sobre los hombres. Para su bolsillo fueron los 3.000 euros de premio. Fue una noche perfecta para Carmen Borrego. No solo ganó, sino que celebró dos reconciliaciones. La primera, con Víctor Sandoval. Bien es cierto que él llegó a su casa ya muy predispuesto: «Si te soy sincero, a mí me encantaría ser hijo de Teresa Campos», confesó. Incluso se ha imaginado cómo sería en ese papel: «Siendo hijo de Campos, superaría todo lo que dicen de Terelu. Que es prepotente, no sé qué, lo superaría. Sería más prepotente, más borde, más todo«. ¿Y cómo es en realidad ser una Campos? «Soy Campos a mucha honra. A mí no me ha condicionado durante años, porque yo trabajaba detrás de las cámaras. Yo salgo a la palestra y es entonces cuando compruebo lo que significa ser una Campos», reflexionó Borrego. Ya, ¿pero qué significa ser una Campos?: «Somos normales, currantas», fue todo lo que supo decir antes de atascarse. «Mi madre es una mujer íntegra, con sus virtudes y sus defectos», elogió después. En cuanto a su hermana, dijo que se podían «colgar el teléfono 20 seguidas», pero cinco minutos más tarde quedan para cenar como si nada hubiese ocurrido. Además de hermanarse, Sandoval y Borrego limaron asperezas. Han decidido guardar sus enfrentamientos pasados en el cajón del olvido. Vamos, que enterraron el hacha de guerra. Momento que Víctor aprovechó para desenterrarla y emplearla contra «El Dioni», que, muy maleducado y troglodítico, se mofó de su «pluma». «Yo no he dicho nada de que es bizco. Ni de su cuerpo de Formentera». «¿De qué? «Deforme-entera«, explicó el pésimo chiste. Es «cargante, cansino, he estado mejor en la cárcel de Alcalá Meco que con él», se quejó el rehabilitado delincuente de Víctor. Dice el clásico que a un hombre se le conquista por el estómago, y así se entiende la tensión entre ambos. Y es que «El Dioni» aún tenía muy presente en el recuerdo y en el paladar la cena en casa de Sandoval . La definió como «la basura de Víctor, 14 latas de conserva. Había más latas que en el Lidl». «Perdona, todo lo bueno viene en lata. ¿Dónde viene el caviar beluga? La lata es lo más», se defendió el colaborador televisivo. Mucho más que los dos se trabajó el menú la pequeña de las Campos. El entrante fue «Perdidos en la naturaleza», un cóctel de gambas con mayonesa, mostaza, salsa inglesa, tabasco, kétchup y zumo de naranja. Vamos, lo que en los últimos tiempos se ha dado en (des)calificar como «comida viejuna». A Bibiana y a Víctor el plato los condujo a su infancia, y con eso está todo dicho. La hija de María Teresa Campos y hermana de Terelu bautizó el principal como «Bocaditos a la rubia»: solomillos de cerdo con una salsa hecha con zanahoria, cebolla, puré de patata y –de aquí lo de rubia– cerveza. «Suena a fritanga», analizó «El Dioni» sin más criterio que el nombre del plato. Después le gustó, como al resto. En el postre se dieron un «Deseo tropical» a base de crema de piña con leche condensada y ralladura de limón. El último cartucho de «El Dioni» A lares tropicales se fugó precisamente «El Dioni» tras robar el furgón en 1989. El que tuvo, retuvo, así que en «Ven a cenar conmigo» pretendió robar el corazón de Bibiana Fernández. Desde la primera velada ha estado tirándole los tejos, y por supuesto que no desaprovechó tampoco la última cena. Así que cuando la actriz le pidió que le acercase una biznaga que reposaba sobre un mueble, él, solícito, lo hizo, pero no sin antes preguntar –picarón– «¿la biznagra?». Por si alguien no lo ha pillado se trataba de un sutil juego de palabras entre Viagra y biznaga. Así es el ex guardia de seguridad más popular de España. Cuando parecía que la cosa no podía ir a peor en cuanto a calidad humorística, lo fue. Apareció en escena Payasín.

Carmen lo tiene claro: Si entras en su cocina, por muy [Solo los usuarios registrados y activados pueden ver los enlaces. Haga clic aquí para registrarse ... ] que seas... ¡Te toca currar, cari! [Solo los usuarios registrados y activados pueden ver los enlaces. Haga clic aquí para registrarse ... ] [Solo los usuarios registrados y activados pueden ver los enlaces. Haga clic aquí para registrarse ... ] [Solo los usuarios registrados y activados pueden ver los enlaces. Haga clic aquí para registrarse ... ] [Solo los usuarios registrados y activados pueden ver los enlaces. Haga clic aquí para registrarse ... ]

— Ven a cenar conmigo (@VenACenarTV) [Solo los usuarios registrados y activados pueden ver los enlaces. Haga clic aquí para registrarse ... ]

Sí, ese estrafalario personaje de la factoría Mediaset recordado por el tartazo que propinó en «Sálvame okupa» a Carmen Borrego, quien entonces se había enfadado mucho por la violencia repostera. Lógica la indignación, puesto que tuvo que acudir al hospital –o eso dijo– con el «cuello muy inflamado» tras el dulce a la par que contundente impacto. Pero lo pasado, pasado está: en «Ven a cenar conmigo» se escenificó la reconciliación. Payasín ayudó a la hija de Teresa Campos a acabar –cómo no– el postre. Otro hacha de guerra enterrada por la anfitriona. «Hemos recuperado a la Carmen que habíamos perdido», elogió a los postres su recuperado amigo Sandoval. Su «hermano».

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