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OBRAS CLÁSICAS Carl Orff: «Carmina Burana» . Tempus est jocundum. Con orquestación moderna, los cantos de los goliardos alemanes del siglo XIII. Con la primavera, llega el tiempo de la alegría y el amor. Juan del Encina: «Hoy comamos y bebamos». El patriarca del teatro español pone música a un villancico castellano: anima a disfrutar del momento feliz... «que mañana ayunaremos». J. S. Bach: «Magnificat». María visita a su prima Isabel y le anuncia que va a ser madre de Jesús: «Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios, mi Salvador». Vivaldi: «Las cuatro estaciones» . La primavera . La armonía de los violines venecianos en el XVIII: «Llega la primavera, la saludan los ángeles con canto alegre, las fuentes, el céfiro». Haendel: «El Mesías». Aleluya. El coro final del oratorio, «destinado a ser la más grande composición jamás escuchada»: «Un monumento que llega al cielo» (Stefan Zweig). Beethoven: «Novena Sinfonía». Himno a la alegría. Quizá, la cumbre de la música clásica, sobre un poema de Schiller: «Alegría, bella chispa divina… Todos los hombres se hacen hermanos donde se posa tu suave ala». Strauss: «Marcha Radetzki». Nació para conmemorar una victoria austriaca pero se convirtió en himno de los Habsburgo y su ritmo sigue cautivando en el concierto de Año Nuevo. Mahler: «Sinfonía, nº 2. Resurrección: Final». El canto de esperanza del angustiado Mahler. A la Oda de Klopstock, añade de su puño: «Moriré para vivir». Propusieron adoptar como himno nacional la danza final de «El sombrero de tres picos» Falla: « El sombrero de tres picos: Danza final ». La apoteosis de la danza popular española, con ritmo de jota. Algunos han propuesto adoptarlo como himno nacional. Jachaturian: «Gayaneh: Danza del sable». Del más popular músico armenio, un baile de ritmo arrebatador que usó varias veces el irónico Billy Wilder. EN LA ZARZUELA Chueca: «La Gran Vía». Tango de la Menegilda. La canción protesta de una criada: «Pobre -chica- la que tiene que servir». De la misma obra, Jota de los ratas. Con humor madrileño, tres raterillos alternan su canto: «Yo soy el Rata Primero… Y yo, el Segundo… Y yo, el Tercero». Para Nietzsche, «es lo más fuerte que he visto y oído». Chapí: «El rey que rabió». Coro de doctores. Burla de unos médicos pedantes: «Juzgando por los síntomas que tiene el animal… ¡El perro está rabioso o no lo está!». De la misma obra, La dimisión (cuarteto). Burla de los políticos aferrados al poder (ya en el siglo XIX): «¡Hagamos todo, todo, menos dimisión!». Fernández Caballero: «El dúo de La africana» (jota y dúo). Una divertidísima parodia de la ópera: cantan el aragonés Giuseppini (Pepito), y la andaluza Antonelli (Antonia): «¡No cantes más La africana, vente conmigo a Aragón!». Bretón: «La verbena de la Paloma». Coplas de D. Hilarión. El viejo boticario corteja a dos chulapas: «El aceite de ricino ya no es malo de tomar». Giménez: «La Tempranica». La tarántula. Según la leyenda popular, su picadura se cura bailando: «La tarántula é un bicho muy malo, no se mata con piedra ni palo». Chueca: «El bateo». Tango de Wamba. En un bautizo popular madrileño, un viejo anarquista baila este tango: «El día que yo gobierne, si es que llego a gobernar, lo menos diez mil cabezas por el suelo rodarán». Lleó: «La corte de faraón». Cuplés babilónicos. Una parodia de Aida dentro del género sicalíptico, con bromas eróticas, de una irresistible comicidad: «Ay, ba… Ay, ba… Ay, babilonio que marea». Pablo Luna: «El niño judío». Las hermanas Catafalco. Samuel y Jenaro, disfrazados de chanteuses españolas, le cantan a Jamar este disparatado cuplé: «Soy un rayito de luna que da luz a un sementerio donde reposa mi padre y mi tío Desiderio». EN EL CINE « Cantando bajo la lluvia ». Una obra maestra del musical, dirigida por Stanley Donen. Con el paraguas en la mano, Gene Kelly salta, feliz, de la acera a la calzada: «Cantando bajo la lluvia, ¡qué gloriosa sensación!, vuelvo a ser feliz». «Smile». De Tiempos modernos. Chaplin dirige, interpreta y compone la música. Esta canción proclama el optimismo, pese a todo: «Sonríe aunque tu corazón sufra; sonríe, aunque pienses que se rompe». «Over rainbow». De El mago de Oz. La niña (Judy Garland) canta esta canción de Arlen, acompañada por el Espantapájaros, el León y el Hombre de Hojalata: «En algún lugar, sobre el arco iris, muy alto, hay un país del que he oído hablar en una nana». « Marcha del coronel Bogey ». De El puente sobre el río Kwai. Los prisioneros ingleses silban esta marcha tradicional cuando acuden a construir el puente para los japoneses. Una gran película de David Lean, con un memorable Alec Guinness. «Running wild». De Con faldas y a lo loco. En la genial comedia de Billy Wilder, Marilyn Monroe, en el tren, toca al ukelele esta vieja canción, con ritmo frenético: «Corriendo salvaje, perdido el control». «Coplillas del dinero». De Bienvenido Mr. Marshall. Lolita Sevilla canta esta copla de Ochaíta, Valerio y Solano, en la genial comedia de Berlanga: «Os recibimos, americanos, con alegría».
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