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Para evitar a los idiotas, el profesor y el filósofo Aaron James recomienda la misma receta que se aplica contra el coronavirus: «distancia social». Su libro superventas «Gillipollas: la teoría» llega este miércoles (22.30) al canal Odisea en formato documental para explicar al público por qué esta cultura idiota está en auge.Dirigido por el aclamado director canadiense John Walker, el documental analiza cuestiones como si un gilipollas nace o se hace, por qué los gilipollas prosperan en ciertos entornos, cómo se explica su atractivo perverso y por qué ascienden más rápido en el mundo empresarial. «Era un reto muy importante hacerlo interesante visualmente, pero la idea era seuigr el librofielmente. Yo les ayudé simplemente con algunas entrevistas, apuntando gente que sería interesante, y les guié en algunas cuestiones que no estaban tan desarrolladas en el libro», explica James. «Gilipollas: la teoría» cuenta con los testimonios de diferentes personalidades de diferentes sectores. Entre ellos se encuentra el actor John Cleese (Monty Python), que define el sistema financiero «la industria de los gilipollas por antonomasia», o Sherry Lee Benson-Podolchuk, ex oficial de policía que hace añicos la imagen cordial de la policía canadiense sacando a la luz su misoginia. También Paul Purcell, banquero, CEO de Baird -compañía financiera que maneja 77.000 millones de dólares de sus clientes- y pionero en establecer en sus oficinas la regla de «no tolerar a gilipollas», tras la cual su rendimiento triplicó al de la competencia; o Lesley Miley, una de las pocas afroamericanas que ha logrado ascender en Silicon Valley, analiza el daño que causa esa filosofía de vida de muévete y enriquécete rápido sin que te importe lo que destruyas por el camino; entre otros. «Una de las partes más útiles desde mi punto de vista es la que explica cómo funcionan los gilipollas modernos en política, cómo triunfan manipulando. El documental evita a Trump, aunque inmediatamente el espectador piense en él», añade James«Siempre que hay gente cooperando en cierto modo combatimos a los gilipollas. Hay una tendencia que hay que evitar cuando inteeaccionas mucho con ellos que es absorver y canalizar su visión del mundo algo muy destructivo, porque puede ser que aunque no lo seas trates a los demás como uno», apunta el profesor y filósofo. Tras años de individualismo, afirma, la crisis del coronavirus nos ha enseñado «que somos vulnerables físicamente y que nos necesitamos unos a otros».
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