Su asombrosa forma de ejecutar la suerte suprema cautivó a los públicos de este y el otro lado del Atlántico. Su nombre era Raúl Acha Sanz, Rovira en los carteles, un argentino que se enamoró de la Fiesta de los toros, tomó la alternativa y protagonizó sonados triunfos.Había nacido en Buenos Aires el 3 de marzo de 1920, aunque adoptó la nacionalidad peruana. En la década de los cuarenta, según cuenta López Izquierdo en 'Los toros del nuevo mundo', «Rovira trató de resucitar las corridas en la nación que le viera nacer, para lo cual efectuó numerosas gestiones. El momento no era propicio además, pues el público estaba inmerso en las competiciones hípicas y futbolísticas».Según se cuenta en el 'Diccionario...
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