Crítica de «La maldición del guapo»: Palos, astillas y diamantes

[Amaya]

Valoración de ABCPlay Oti Rodríguez Marchante Jugosa coproducción entre España y Argentina con las dosis bien medidas de lo de allá y de lo de acá, que la ha dirigido Beda Docampo Feijóo, que es en sí mismo y en cierto sentido una buena coproducción galaico argentina. La trama es agradable y divertida, y mezcla dos asuntos muy de película, la relación rota y reanudada por «las circunstancias» entre un padre y un hijo con un fondo de robo, diamantes y estafa. La construcción de los personajes es vistosa y entretenida, pero el mayor acierto está en la elección de los actores para que, todos ellos bien sacados de sus casillas habituales, consigan los fluidos necesarios de comedia intrascendente pero con sustancia. Gonzalo de Castro se funde rápidamente con ese fulano lleno de dobleces y encantos que necesita este tipo de película, y frente a él, una veleta en día de viento, esa seriedad rugosa de actores como Ginés García Millán o Carlos Hipólito, capaces de hacerle un rayajo negro al tono de comedia, o Andrea Duro y Cayetana Gillén Cuervo, que siempre le ponen burbujas al plano, o Malena Alterio, aquí entre imprevista y chocante. Juan Grandinetti, el hijo de Darío y en la pantalla de Gonzalo de Castro, con enorme gravedad y rara solvencia se convierte en el punto de fuga de la historia y de sus dilemas sobre la honradez, la fidelidad y los sentimientos. «La maldición del guapo» se queda a unas millas de distancia de la gran, gran comedia, pero alcanza cómodamente su meta de tropezarse con el espectador en el lugar donde se disfrutan las películas.

[Solo los usuarios registrados y activados pueden ver los enlaces. Haga clic aquí para registrarse ... ]