Este está siendo un año muy malo para todos, obligados a conjugar la vida en condicional. Pero 2020 se ha ensañado, especialmente, con Luis Mateo Díez (Villablino, León 1942). El escritor, acostumbrado a lidiar con las contrariedades propias de la existencia, ha tenido que afrontar, en muy poco tiempo, graves desgracias. Por eso, la llamada de ayer del ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, para comunicarle que había sido reconocido con el premio Nacional de las Letras le arrancó una sonrisa especial, liberadora casi, de esas que terminan en lágrimas, sí, pero de felicidad. El jurado del galardón, el último de los nacionales antes de que el lunes se falle el Cervantes, destacó que «su singularidad como escritor en...
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