"Me gusta estar confinado", ¿qué me pasa?
"Me gusta estar confinado", ¿qué me pasa?
No te pasa absolutamente nada. No tengas miedo. Es una muestra más de la resiliencia de algunos seres humanos. Y una psicóloga nos da más información al respecto de estas sensaciones. No, no eres el "raro".
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Puede que te esté pasando. O puede que sientas incredulidad cuando alguien cercano a ti te ha confesado que se siente muy cómodo en esta situación. Y maticemos antes, para evitar malos entendidos. Cuando hablamos de “comodidad”, hablamos de la situación de cada uno dentro de casa y no de la situación actual. Y aquí viene la paradoja: ¿se puede estar “cómodo” estando confinado y viviendo este terrible y angustioso momento?
Puede que haber cerrado de puertas para dentro, en muchas personas, esté suponiendo una redefinición y exploración de su persona. Y eso es lo que lleva a muchos a que de alguna forma, este contexto les esté favoreciendo cierta “comodidad” personal que con las prisas y las rutinas de antes, era imposible explorar.
¿Por qué la sensación de “me gusta estar confinado"?
¿Qué significa ese sentimiento tipo "síndrome de Estocolmo" que invade a determinadas personas con la vuelta a la normalidad?
“Nos enfrentamos a un escenario traumático, a una amenaza real, inesperada, que ha excedido nuestras capacidades y que ha roto algunos de nuestros marcos de referencia, aquellos que nos servían para entender el vivir, incluso el morir. Sin embargo algunas personas refieren estar disfrutando de la situación de confinamiento y aunque la situación no parece ofrecer las mejores condiciones para descubrir los encantos de la vida casera, algunos si lo vivencian así. Podría estar siendo para ellos una buena ocasión para explorar su relación con la vida, relajando los niveles de exigencia y disfrutando incluso de la liberación de las carreras frenéticas a las que se sometían por obligación o elección antes del encierro”, nos transmite Ana en un primer acercamiento. Y es que, para la psicóloga: “la realidad les impone lo que de otro modo no podían vivir o elegir, permitiéndose una calma perdida o el simple disfrute del discurrir del tiempo”.
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Y no, no seremos las mismas personas que éramos el 14 de marzo. “Cuando abramos las puertas de nuestra casa, no seremos los mismos. Vienen tiempos en los que será importante acompañar, nunca dejó de serlo, pero deseemos que esta lección sea de larga duración, que la solidaridad y cooperación vista en estas semanas haya llegado para quedarse y no volvamos a la insolente individualidad que nos definía. Todos seremos responsables (habilidad para responder) de lo que ocurra con nosotros como especie”, dice Saz.
Hay muchas personas con problemas mentales que están mejorando durante el confinamiento, ¿a qué se debe?
Resulta curioso, pero así lo argumentaron desde El País en este interesante reportaje con un grupo de personas con patologías como la agorafobia.
Ana Saz, nos lo explica: “En estas semanas, algunos profesionales refieren no tanto la mejoría de los pacientes en este estado de alarma y confinamiento en el que nos encontramos, como sí una cierta estabilización en sus diversos estados. Es sabida la capacidad de adaptación y resiliencia del ser humano y resulta esperanzador e inspirador observar y aprender de aquellos cuya fragilidad se muestra como fortaleza en estos días. Quizá porque acostumbrados a transitar por el dolor, esta nueva situación, aunque desconocida, no deja de tener elementos familiares, a saber, miedo, tristeza, indefensión, estados todos ellos por los que ya caminaban.”
¿Y sobre los que peor llevan estar confinados?
“Sumado a lo que comentábamos previamente, podemos encontrar personas que no se encuentran bien equipadas para sobrellevar la situación actual”, argumenta Ana. Se refiere a “las vidas dirigidas, frenéticas y vertiginosas, qué hacer, cómo hacerlo, dónde ir, con quién, aislados muchas veces de la responsabilidad de dar forma a nuestra vida y dejando en manos ajenas la dirección de la misma. Cuando esta carrera se ha detenido, muchos pueden tener la sensación de caída libre y desarrollar diversas sintomatologías. No obstante, es necesario validar las sensaciones, pensamientos o emociones que en situaciones como las que vivimos podamos estar teniendo, miedo, rabia, tristeza, dolor, incertidumbre, vulnerabilidad, descontrol, soledad, desconfianza, indefensión, y entender que en principio resultan respuestas adaptativas y acordes con la propia situación”.
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