Si el león es el rey de la sabana, ¿qué animal es el rey del desierto?

[valalca]

Explorando los dominios del desierto: un viaje al encuentro del gato de las arenas, el sigiloso 'rey' de las dunas.

El león es uno de los animales más majestuosos que existen. El mal llamado “rey de la selva”, porque, en realidad, la mayoría de los leones habita en la sabana africana, algunas poblaciones se adentran en los desiertos de Karoo, Kalahari y Namib, y una pequeña población aislada y en peligro crítico vive en el Bosque de Gir, en India.

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El león, el ‘rey de la sabana’ — Giles Laurent / Wikimedia

Si concedemos al león el merecido título de ‘rey de la sabana’ en África, podríamos preguntarnos qué animales ‘reinan’ en otros entornos donde el león no llega a entrar, por ejemplo: los desiertos tropicales del hemisferio Norte, zona conocida como cinturón desértico afroasiático, representados por el de Arabia, el de Registán, el de Karakum o el gran desierto del Sahara. Con más de 9 millones de kilómetros cuadrados, este último, situado en el tercio norte de África desde el Atlántico hasta el Mar Rojo, es el segundo desierto más extenso del mundo después de la Antártida, y el mayor de los desiertos cálidos. ¿Qué animal podría considerarse el rey de tan inhóspito lugar?

El cinturón desértico afroasiático

Si consideramos el ejemplo del león como modelo, podemos conceder el ‘reinado’ de un entorno a la especie que cumpla con un rol similar al que cumple el gran félido en la sabana. Un depredador de los que se denominan apical, es decir, que se encuentra en la cima de la red trófica, y que carece de depredadores naturales. Además, ha de estar muy bien adaptado a su entorno, con un éxito evolutivo patente.

A diferencia de otros desiertos, como el de Namib o el Kalahari, que son muy antiguos y la vida ha tenido tiempo suficiente para colonizarlos y adaptarse a sus condiciones, los que conforman el cinturón desértico afroasiático son relativamente recientes, de ahí sus ecosistemas más simples y con menos biodiversidad. Por encima del estrato vegetal, muy escaso fuera de los oasis, hay muy pocos animales, la mayor parte insectos y otros artrópodos, y reptiles que se alimentan de ellos, principalmente lagartos y serpientes. Destaca es el conocido como pez de las arenas, un tipo de lagarto con adaptaciones evolutivas excelentes que le permiten, literalmente, bucear por la arena como un pez lo hace por el agua.

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Gato de las arenas — Ranjith Chemmad / Wikimedia

Pese a la baja biodiversidad del entorno, sigue habiendo plantas y animales que se relacionan unos con otros, por lo que, por simple que sea, sigue existiendo una red trófica. Y en esa red, hay un animal, extraordinariamente adaptado a las condiciones desérticas, que cumple un papel apical: el gato de las arenas.

El gato de las arenas, el auténtico rey del desierto

Si algún animal merece el título de ‘rey del desierto’, ese es el gato de las arenas (Felis margarita). Hay varias poblaciones; una se extiende por el desierto del Sahara, desde la costa atlántica hasta Niger; otra población al sudeste de Egipto; varias ocupan el desierto de Arabia, una más en el desierto de Karakum, en Turkmenistán, y otra más en el desierto de Registán, al sur de Afganistán.

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Gato de las arenas — Malene Thyssen / Wikimedia

Su aspecto recuerda al gato doméstico. Mide unos 50 centímetros, a los que hay que sumar otros 30 de la cola, y pesa alrededor de tres kilos, sus dimensiones son muy similares a las del gato común europeo, aunque su pelaje es marcadamente distinto: mucho más fino y denso, que lo protege del calor de la insolación, y de un color arena, perfecto para camuflarse. El patrón solo se rompe por dos líneas oscuras en las patas delanteras y otra en la punta de la cola, solo visibles cuando el animal camina, pero que quedan ocultas cuando está agazapado. Probablemente la función de estas marcas sea reconocerse entre ellos a través de las dunas.

El gato de las arenas está considerado como el felino mejor adaptado a la vida desértica. Sus orejas, amplias y más grandes que las de otros felinos, son una adaptación compartida por otros animales del desierto, como el jerbo o el fénec, que garantiza una audición óptima a la vez que proporciona una gran superficie de refrigeración para reducir el calor corporal. Además, cuenta con una adaptación única en los felinos: la planta de las patas está completamente cubierta de pelo, que actúa como barrera para evitar el ardiente calor de la arena.

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Gato de las arenas — Ronincmc / Wikimedia

La vida del rey del desierto

Los hábitos del gato de las arenas son crepusculares, se alimenta de casi cualquier criatura que habite el desierto: insectos, arácnidos, lagartos, serpientes —incluyendo víboras—, roedores, liebres y aves. Algunas presas son más grandes que él mismo. Pero que el gato de las arenas sea un depredador apical en el desierto no significa que sea el único. De forma similar a cómo, en la sabana, el león compite con la hiena, en el desierto, el gato de las arenas compite frecuentemente con el fénec y con el zorro de Rupell, dos especie de zorro del desierto que se extienden por el Sahara y Arabia.

El reinado del gato de las arenas solo puede ser puesto en duda por un motivo: en las poblaciones asiáticas, se puede convertir ocasionalmente en presa de otro depredador más voraz, el chacal dorado. Este cánido de gran tamaño se extiende desde el Sudeste de Europa hasta Birmania, incluyendo en su distribución toda la península arábiga. Sin embargo, no suele adentrarse en las zonas más inhóspitas del desierto, donde el gato de las arenas encuentra refugio. En estas regiones, como en el Sahara, ninguna criatura consigue derrocar al auténtico rey del desierto.

muyinteresante.es / Álvaro Bayón, 30 marzo 2024