El sector del libro pide un pacto de Estado a todos los partidos políticos

[Amaya]

La sensación que tiene el sector del libro español tras los cuatro meses de pandemia -dos de ellos de parón completo en la publicación, con efectos desastrosos en la facturación- con respecto a la actuación del Gobierno y los partidos políticos es un tanto ambivalente. Por un lado, "positiva", ya que, aunque "un poquito tarde", recibieron una "atención específica" con la apertura de una línea de crédito que "ha funcionado", inyectando liquidez al sector. Pero, por otro, "manifiestamente decepcionante" en lo que ellos llaman "medidas de activación del consumo público", que hasta 2011, justo tres años después de la crisis económica, existió "con cierta solidez". Así lo dieron a conocer en una rueda de prensa virtual, como mandan los cánones de esta época, en la que se dieron cita todas las voces que conforman la Federación de Cámaras del Libro (Fedecali) de España: editores, libreros y distribuidores. Con su presidente, Miguel Barrero, como portavoz, Fedecali pidió la convocatoria de una mesa para la materialización de un pacto de Estado por el libro y por la lectura. Para ello, se dan un plazo de diez años, ya que Fedecali considera que "debe ser un acuerdo multipartido y que vaya más allá de una legislatura". El objetivo es convertir a España en un país lector, harto difícil, si se tienen en cuenta los datos más recientes al respecto (casi un tercio de la población español nunca lee libros, según el último Barómetro de Hábitos de Lectura). Se trata, en realidad, de un pacto que ya ha estado en boca de José Guirao, anterior ministro de Cultura, y también del actual, José Manuel Rodríguez Uribes. Pero la conclusión de Fedicali es que, tristemente, "no hay una política de Estado para impulsar al libro y la lectura". No la ha habido nunca, según Fedecali, que destaca la "trayectoria discontinua" y la falta de "visión estratégica para esta industria". Y no la hay ahora, lo que resulta especialmente lacerante, ya que la pandemia ha golpeado “duramente” al sector. En este sentido, las principales reclamaciones del gremio son, lógicamente, económicas, a las que se añade la reclamación, insistente incluso desde Europa, de que el libro sea declarado bien de carácter esencial. Entre las peticiones, hay tres fundamentales: un programa de adquisición de fondos bibliográficos para bibliotecas; el lanzamiento de un bono-libro para los ciudadanos que, además de contribuir a visitar las librerías contribuyera al fomento de la lectura, y un plan especial para impulsar el mercado exterior. "Esta petición -aclaró Barrero- hoy va para Pedro Sánchez, pero nos gustaría que los siguientes Gobiernos tuvieran una voluntad política con respecto al mundo de la Cultura". Si bien el sector reconoce que, durante el confinamiento al que obligó la pandemia, y que se prolongó desde el pasado 12 de marzo hasta, prácticamente, el 20 de junio, la bajada de la facturación "ha sido espectacular", se muestra esperanzado, ya que "el reencuentro de los lectores con el libro está siendo bueno". Barrero considera que "había muchas ganas de volver a las librerías" y, de hecho, en las últimas semanas la ficción literario y "determinados títulos de ensayo están funcionando muy bien" en ventas. Así las cosas, y una vez actualizadas las previsiones que hicieron al comienzo de la pandemia, el sector espera perder este año, debido a la crisis deribada del coronavirus, alrededor de un 25% de la facturación del comercio interior (unos 600 millones) y cerca del 60% del exterior (alrededor de 276 millones); es decir, casi 900 millones de pérdidas para una industria cercana a los 3.000 millones de euros y que supone alrededor del 0,8% del PIB español. Cierra de librerías Ante este panorama de caída en las ventas, la peor situación, en los eslabones que conforman la cadena del libro, la están viviendo las librerías. "Los cierres se van a producir más en la cadena de librerías", reconoció Barrero, que incidió, también, en el hecho de que es "un sector que venía ya tocado". Por ello, en el pacto de Estado Fedecali cree que "hay que plantearse un plan de apoyo para mantener el tejido librero". En lo que al sector puramente editorial se refiere, "la situación financiera era mejor, lo que no quita que pueda haber algún cierra en aquellas editoriales más especializadas y de nicho". Pese a sobrevolar a lo largo de toda la conversación el fantasma de Amazon como el principal peligro acechante para las pequeñas y medianas librerias por la imposibilidad de competir con él, Fedecali ha querido dejar claro que "es un canal de ventas importante y que crece". "Los editores -aclaró Barerro-, mientras Amazon respete las reglas de juego (el precio fijo del libro, básicamente), no tenemos porqué oponernos. Al tiempo, estamos empeñados en mantener el tejido librero, que para nosotros es el canal por excelencia". Lo cierto es que a lo largo de todo el confinamiento la plataforma de Jeff Bezos ha visto considerablemente incrementados sus ingresos, sí, pero también "muchas otras, incluso librerías". Así lo defendió Antonio María Ávila, director de la Federación de Gremios de Editores de España, quien aseguró que "el comercio electrónico de libro físico ha podido crecer sobre sí mismo un 60% en los meses de cierre, lo que supone un 10 o 15% de un mes ordinario". En el horizonte, el sector mira ya al 23 de julio, fecha elegida para celebrar un Sant Jordi trasnochado que se extenderá a toda España con la celebración de un Día del Libro inusitadamente caluroso, pero con los mismos descuentos.

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