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José Fernando fue adoptado con seis años junto a su hermana Gloria Camila por José Ortega Cano y la desaparecida Rocío Jurado. Actualmente el joven permanece ingresado en el centro San Juan de Dios de Ciempozuelos de Madrid para recuperar su estabilidad emocional, quebrada por diversos procesos judiciales, y para acabar con sus problemas con las drogas y así poder reinsertarse gradualmente en la vida «normal».El hecho de estar superando sus adicciones ha causado mucho sufrimiento a su familia, y es que él mismo dijo en una ocasión que prefería alargar su estancia hasta estar completamente seguro de que no volverá a caer en los errores del pasado. Una lucha para la que ha contado en todo momento con el apoyo absoluto de su padre quien siempre ha destacado «el buen fondo» que tiene José Fernando a pesar de los muchos problemas que ha vivido en estos últimos años.Esta semana, su actual pareja María Jesús Rodríguez -más conocida como Michu- ha concedido una entrevista con la revista «Semana» para hablar sobre su relación con la familia del padre de su hija, Rocío y pedir perdón por haber ido a la televisión a malmeter contra Ortega Cano y sus hijos. «Fui una marioneta que cayó en las manos equivocadas. La tele es una secta, te atrapa», dice arremetiendo contra los programas del corazón. «Se empezó a decir que yo trabajaba en locales de lucecitas y yo fui a defenderme. Lo malo es que luego José Fernando y yo tuvimos problemas y yo vi en la tele la manera de vengarme», se justifica. Ahora Michu quiere pedir perdón por todo el daño causado a la familia Ortega Jurado. «He hablado con Gloria Camila y me ha entendido a pesar de que sé que no me ha perdonado del todo y la entiendo». Pero con el torero tiene una cuenta pendiente. «Nunca me he atrevido a hablar con él porque me da respeto, pero me gustaría pedirle perdón por mis errores. Fui muy incosciente con el daño que hice». Asegura que su relación con José Fernando está mejor que nunca. «Estamos más centrados y somos más maduros. Le amo y no me imagino una vida sin él», y asegura que no piensa tirar la toalla y siempre le va a apoyar en su lucha contra las drogas. «Voy a estar siempre ahí». Cuenta que cada vez que va con la pequeña Rocío a verle al centro de desintoxicación, ella es su fortaleza y debilidad. «Le hemos contado el cuento de que mamá estaba con papá y papá se tenía que ir a Madrid. Como papá no quería dejar a mamá sola, decidieron hacer un bebé para que acompañara a mamá», dice en referencia a la historia que le han contado a la niña para explicarle por qué su padre no vive con ellas.
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