Los excitantes años en los que Mick Jagger y Marianne Faithfull compartieron dosis y

[SHAKIRA]

Ayer por la mañana los medios británicos informaron de que la cantante Marianne Faithfull (74 años), tuvo que ser ingresada después de dar positivo por coronavirus. Lo único que se sabe por el momento es que se encuentra bien, pese a la neumonía que padece: «Está en una condición estable y responde bien al tratamiento. Le deseamos una recuperación completa y rápida».Musa de los Rolling StonesA raíz de su ingreso, su excitante vida ha vuelto a ser recordada. Y es que Faithfull fue amante, musa y la señora de al lado de Mick Jagger en la cresta de la ola de los sustanciosos y volátiles años sesenta, aunque acabó expulsada del Edén por el propio cantante. Pasó por estudios de grabación y por comisarías, frecuentó alcobas y camas, restaurantes de lujo, confraternizó con camellos y camareros, con yonquis y borrachos, fue mascarón de proa de la moda de la década prodigiosa y vistió con harapos en los más oscuros callejones de la vida y del Soho londinense. Pero Marianne Faithfull fue (y lo sigue siendo) algo mucho más que una cara bonita y que una rockera consorte.De origen burgués y refinada educación (hija de una baronesa y de un espía), sus primeras, ingenuas y románticas, nociones sobre las drogas le llegaron a través de sus lecturas de De Quincey, Baudelaire y Oscar Wilde. Pero cuando por primera vez escuchó «Satisfaction» su vida cambió radicalmente. «En 1966 lo dejé todo por Mick», desveló muchos años después. Fue entre 1966 y 1970 cuando Faithfull compartía dosis y dormitorio con el músico. Durante estos años locos, protagonizó decenas de portadas y titulares de periódicos y revistas y compartió todas las emociones del suculento y sugerente sexo, drogas y rock and roll. Pero además de sus dotes musicales, tenía un talento innato para la moda, no para ir a la moda, sino para inventarla. No sólo se adaptaba a los estilos de la época, sino que los hacía suyos con una especie de desaliño muy sexy. Alguna vez se ha dicho que en una ocasión, las primeras palabras de Jagger tras una sobredosis de ella fueron: «Los caballos salvajes no me arrastrarán». Muchos años después Jerry Hall, amante de Jagger, tras leer la correspondencia amorosa entre Faithfull y el músico, señaló que, «de todas las novias y amantes que él tuvo, ella fue a la que más amó». Sobrevivió al rock and roll y mucho tiempo después, en octubre de 1998, el «Crónica» de San Francisco recogía sus impresiones sobre aquella época. «No creo que las drogas cambiasen mi esencia totalmente. Fueron, además del daño físico y mental, una pérdida de tiempo. Pero yo nunca he sido una persona convencional, soy una aventurera y mi vida ha sido como ha sido, imprevista, deslumbrante, ha habido dificultades, pero no me arrepiento, los momentos difíciles traen los momentos felices». Y después de una vida salpicada de convulsiones, calamidades, descensos a los infiernos y dolorosos renacimientos, Marianne Faithfull es hoy una robusta superviviente. AutobiografíaEn 1994 publicó una estremecedora autobiografía en la que ofrecía uno de los más desgarradores testimonios de cuán fácil es aniquilar a los más brillantes. «Siento no haberle dado más cariño a mis padres, pero, por lo demás, no me arrepiento de nada de lo que hice en el pasado. Los remordimientos siempre están ahí, pero creo que el arrepentimiento es un sentimiento bastante estúpido... De pequeña estaba empeñada en que todo el mundo me quisiera, pero ahora he asumido quién soy. Me pueden querer o no», asegura la autora de «Before The Poison». «Cada vez soy más vieja y menos hermosa, pero me toman en serio», concluye. Un libro en el que insistía en quitarse de encima la eterna e incómoda etiqueta de ex novia de Mick Jagger: «No soy ex de nada, ni de nadie. Soy Marianne Faithfull».Princesa renegada de los sesenta, musa beat, exheroinómana y dueña de una voz quebrada, singularísima, la británica Faithfull describió sus años como musa de la banda como «un trabajo terrible». Y es que aún carga con algún que otro escándalo, como cuando confesó que uno de sus exnovios, el espigado camello y aristócrata francés Jean de Breteuil, fue el responsable de la muerte de Jim Morrison al proporcionarle heroína de gran pureza. O cuando, en agosto de 2014, aseguró en una entrevista con el suplemento dominical del «Sunday Times», que entendía el suicidio de la modista L’Wrenn Scott, última novia (conocida) de Mick Jagger. «Podría haberme pasado a mí, estar con Mick fue muy complicado», y añadió: «Salvo yo, todas las chicas con las que ha estado (Jagger), buscaban fama, dinero».

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