¿Qué es realmente un "animal"?

[valalca]

¿Qué tienen en común una mosca, un elefante y un humano? Desde un punto de vista cladístico, todos son animales, pero ¿qué significa eso exactamente?

Ya sea por proximidad, por afinidad o porque son los seres vivos más fáciles de reconocer, el reino animal es el que más curiosidad y fascinación nos despierta, desde la infancia. Pocos niños pueden nombrar alguna planta que no sea comestible, pero la mayoría conoce a numerosos animales.

Breve historia del concepto ‘animal’

El primero en establecer una definición de ‘animal’, hasta donde sabemos, fue Aristóteles, junto a su discípulo Teofrasto, en el año 335 antes de la era común. Clasificaron a los seres vivos en dos grandes grupos: los animales, seres capaces de moverse por sí mismos, y los vegetales, seres vivos que solo crecen pero no se desplazan. Entre los animales, además, diferenció dos grandes grupos, según tuvieran o no sangre: los analma —sin sangre, los que conocemos como invertebrados— y los enalma —con sangre, o vertebrados—.

Desde entonces, el concepto de animal ha cambiado mucho. Aristóteles, por ejemplo, no conocía los corales, pero en función de su definición, los habría clasificado, con total probabilidad, como ‘vegetales’. Así clasificó, de hecho, a las esponjas.

Linneo, el gran padre de la taxonomía, no solo nombró muchas especies de animales, además sistematizó el sistema de clasificación —hasta entonces utilitarista—. Pero Linneo era botánico, no zoólogo, y su mayor contribución fue con las plantas. La primera vez que aparecen los corales clasificados como animales, por su semejanza con otros como las medusas, agrupando ambos bajo el nombre de ‘celentéreos’ —hoy en desuso—, fue en 1848, de la mano del naturalista alemán Rudolf Leuckart.

En este momento, la capacidad de locomoción autónoma ya no servía como rasgo definitorio de ‘animal’; eran necesarias definiciones más complejas. A medida que las investigaciones han ido incorporando nuevos conocimientos, la definición de “animal”, desde el punto de vista clásico, se ha tenido que ir ampliando, y cada vez surgen más excepciones que fuerzan a romper los límites de toda clasificación.

¿Qué es un animal?

Todas las definiciones de animal comparten ciertas características: son organismos eucariotas y multicelulares, al menos en algún momento de su desarrollo y sus células carecen de pared celular. Estos rasgos ya permiten distinguir a los animales de las bacterias, las algas, los protozoos, las plantas y la mayoría de los hongos.

Por la forma de alimentarse, los animales son heterótrofos, obtienen la energía del consumo de materia orgánica, un rasgo que comparten con los hongos. Aunque hoy sabemos que hay animales capaces de realizar la fotosíntesis, no pierden la capacidad heterótrofa. Sin embargo, este rasgo tampoco serviría como diferenciación clara: también existen plantas heterótrofas, sin la capacidad de fotosintetizar.

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Los tunicados son animales sésiles, más emparentados con el ser humano que con las esponjas o corales — AndamanSE / iStock

El concepto aristotélico de locomoción sabemos que no puede generalizarse a todos los animales, aunque se cumple en la práctica totalidad si se restringe a algún momento del ciclo vital. Las esponjas y corales tienen larvas móviles, por ejemplo. Aunque algunas algas y otros seres vivos tienen capacidad de locomoción autónoma en algún momento de su vida, sin ser animales.

Casi ningún rasgo de los comentados es exclusivo de los animales, ni es aplicable a todos los animales. Las excepciones pueden ser más o menos frecuentes, pero incluso donde parece no haberlas, nada indica que no sean posibles. Ha de haber una forma mejor de hallar una definición para un grupo que, conceptualmente, parece tan claro. Y la respuesta, como es habitual, se encuentra en el proceso evolutivo.

El concepto de Metazoa

Desde hace ya varias décadas, una nueva forma de clasificar a los seres vivos ha tomado la delantera y ha superado la forma clásica linneana. Se trata de la cladística, un sistema que clasifica a los seres vivos en función de sus relaciones filogenéticas. Linneo clasificaba a los seres vivos en función de sus semejanzas y sus diferencias, como si se clasificara a un grupo de personas por el color de ojos, la estatura o la forma del cabello. Por el contrario, la clasificación cladística emplea los árboles evolutivos para ordenar los distintos grupos de seres vivos; análogamente, sería como emplear el árbol genealógico de esas personas para clasificarlas.

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Las aves —como esta abubilla— están más cerca de los cocodrilos, que estos de los lagartos — Yuriy Balagula / iStock

En algunos casos, el resultado es el mismo: al fin y al cabo, hay rasgos que se heredan y se conservan y quienes los comparten tienen altas probabilidades de tener relaciones filogenéticas próximas. Sin embargo, desde el principio, la cladística ha dado sorpresas, mostrando relaciones evolutivas insospechadas y cambiando drásticamente la forma de clasificar a los seres vivos. Por ejemplo, hoy sabemos que los cetáceos están más cercanamente emparentados con los hipopótamos, que estos con cualquier otro mamífero terrestre. Y también sabemos que los cocodrilos están más cerca de las aves que de cualquier otro reptil.

Así pues, las definiciones en cladística se simplifican mucho. Ya no dependen de rasgos o características comunes a un grupo y que excluyen a otro. Ahora, las definiciones se establecen en función de los seres vivos que forman parte de una misma rama del gran árbol de la vida. En cladística se conserva el monofiletismo, esto es, que todos los descendientes de un ancestro común, sin excepción, pertenecen al mismo grupo.

Desde un punto de vista cladístico, el grupo Metazoa, que sería sinónimo de ‘animales’, incluye a cualquier ser vivo que descienda del último ancestro común entre un ser humano, una mosca un ctenóforo, una esponja y un vendobionte —grupo de organismos fósiles, extintos durante el Cámbrico, que pertenecen a la llamada biota de Ediacara, y que se consideran los animales más antiguos—.

Desde este punto de vista, un animal es cualquier organismo que descienda de aquel ancestro común y que por lo tanto, forme parte de esa rama del árbol evolutivo. Independientemente de cuánto cambien sus rasgos o de qué adaptaciones haya adquirido. Y cualquier organismo que no esté en esa rama, no será un animal, no importa cuánto se le parezca.

muyinteresante.es / Álvaro Bayón, 04/10/2023