Hace unas semanas, en una entrevista publicada en el suplemento «ABC Cultural», Manuel Borja-Villel, director del Reina Sofía, contaba que cuando el museo abrió de nuevo sus puertas, tras el confinamiento, «hubo gente que se puso a llorar» de pura emoción. Personas que acudían a la pinacoteca, algunas a diario, en busca de paz, y que fueron privadas de ese refugio artístico por un maldito virus que ha hecho de 2020 el año más nefasto en décadas a la redonda. Gente como el protagonista de «Dar paso» (Editorial Confluencias), la última novela de Juan Ángel Juristo (Madrid, 1951). Un personaje que, dos veces por semana, «llueva, nieve, haga frío, calor o los raros días de equinoccios permitan la extraña sensación de...
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