Es curioso ver como la clase política es capaz de retorcer discursos y buscar argumentos imposibles con tal de justificar errores o medidas injustas de sus superiores. El servilismo es el pan nuestro de cada día y da pena, porque los ciudadanos nos merecemos algo más. Y ojo, porque aquí no se salva nadie. Es seguramente fruto del sistema partidista, que tiene sus ventajas pero también sus inconvenientes. ¿Alguna vez veremos a algún representante territorial defendiendo a su zona por encima de su adscripción política? Lo hacen algunos alcaldes con la boca pequeña porque fuera de los partidos hace mucho frío, pero rara vez un diputado o senador. Si hay que justificar el cierre de una fábrica se mira hacia...
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