Una cosa es la propaganda y otra la propaganda barata. Propaganda es, por ejemplo, vender como inminente la llegada de una vacuna anti-Covid que no sólo no tiene fecha exacta de distribución sino que ni siquiera está verificada ni aprobada por las autoridades sanitarias. Propaganda barata es anunciar que habrá trece mil puntos de vacunación, como si fuera un despliegue de musculatura logística extraordinaria, siendo así que esa cifra corresponde simplemente al número de centros de salud que hay en España. Estas dos vaguedades fueron el núcleo del improvisado «Aló presidente» del último fin de semana, tres cuartos de hora de pura logomaquia cuyo contenido novedoso se resume en una palabra: nada. Aire, mero autobombo hueco, farfolla publicitaria para tratar...
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