Cuando anoche cayó el toque de queda sobre Washington, los antidisturbios todavía cargaban entre una nube de gas lacrimógeno contra una turba que huía dejando tras de sí un rastro de coches y contenedores calcinados, escaparates rotos, paredes pintadas y hasta una iglesia en llamas. Esa muchedumbre enmascarada aisló anoche por segundo día consecutivo al presidente y su familia en su residencia, rodeada esta por un formidable cordón policial. El Gobierno, en guardia, incluso tomó la decisión, insólita, de apagar los focos que iluminan la fachada delantera de la Casa Blanca, algo de lo que no se tiene memoria en la capital de Estados Unidos. Los saqueos se prolongaron hasta ya entrada la madrugada, y los helicópteros policiales no han...
[Solo los usuarios registrados y activados pueden ver los enlaces. Haga clic aquí para registrarse ... ]
[Solo los usuarios registrados y activados pueden ver los enlaces. Haga clic aquí para registrarse ... ]