Afortunadamente, la película tiene un preámbulo lo suficientemente largo, tenso y agotador que lo deja a uno exhausto y con ganas del «reposo» que le ofrecerá durante buena parte de su posterior metraje. Es un prólogo explicativo de la infancia de Diana (ella) en la isla de las Amazonas y durante una impresionante prueba de resistencia, puntería, salto, fuerza, equilibrio y épica de guerreras y con el que ya se comprende que todo lo que le pase después al personaje será pan comido. Con el cambio de chip, de época y de indumentaria, la directora de esta secuela propone un encuentro afortunado, el de Gal Gadot, impresionante, con Kristen Wiig, impresionada, y se sigue el relato con cierta ternura melodramática y algo de comedia, gracias también a un tercer personaje tan propio de aquellos años ochenta como de estos de ahora: el cantamañanas, el fulano que interpreta Pedro Pascal y que le procura la única sustancia argumental a la historia.El conflicto que, naturalmente, amenaza con destruir el mundo lo ocasiona, como siempre, ese mecanismo interior del ser humano que, movido por las palancas de la ambición, los deseos indeseables y la insensatez, le impulsa a las mayores idioteces y ridículos. Hay mucha lectura en los interlineados de «Wonder Woman 1984», especialmente dirigidas al «cuidado con lo que deseo, que igual se cumple» o al «no seas berzotas y renuncia a lo que no puede ser y además es imposible». Pero tampoco son grandes lecturas. También hay algunas escenas de acción para cubrir el cupo y en las que brilla Gal Gadot con todo su aparato, aunque se la ve mucho más suelta con vestido de noche que con las apreturas de su traje de heroína. Y lo mejor de todo es un desubicado Chris Pine, que vuelve un poco rana para que la princesa haga su trabajo. Valoración de ABCPlayOti Rodríguez Marchante
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