Hay momentos que cambian la vida de un atleta. A
Belén Toimil le sucedió el jueves a eso de las siete y veinte de la tarde en
Torun (Polonia). En el lanzamiento que suponía su estreno en un gran campeonato internacional la de Mugardos descubrió algo parecido a la perfección, a la ejecución soñada. La bola de cuatro kilos voló durante dos segundos y rebotó mucho más allá de la línea que marcaba los 18 metros. Los gestos de alegría mezclada con incredulidad de Toimil daban una idea de lo que acababa de suceder. La gallega, repescada hace unos días ya que no había sido capaz de lograr la mínima, llegaba a Torun con la esperanza de acabar con el récord de España que la asturiana Martina de la Puente tenía desde hace veinticinco años. A ocho centímetros se había quedado hace unas semanas, una de esas distancias que parecen ridículas a simple vista pero que en el atletismo suponen meses de trabajo.
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