Antonio Colinas (La Bañeza, León, 1946) lleva más de medio siglo de poeta, arrancándole verdades al misterio, contemplando la belleza, esperando versos. Dice que en la poesía busca la plenitud, y lo cierto es que al otro lado del teléfono late una serenidad sin duda nacida de la lectura y la experiencia, y que resiste los embistes de un tiempo loco. Ahora publica «En los prados sembrados de ojos» (Siruela), en el que, a través de lecturas y recuerdos, recorre tiempos y lugares remotos para interrogarse acerca de las grandes cuestiones de la existencia, esas que nunca cambian y nos devuelven respuestas contradictoras y duales. La muerte, el amor, el misterio, la trascendencia: asuntos cruciales. —«En los prados sembrados de...
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