Juan Padrón, director de «¡Vampiros en La Habana!» y creador del personaje animado Elpidio Valdés, ha fallecido este martes en La Habana a la edad de 73 años. El cineasta cubano, uno de los más populares de la isla, llevaba hospitalizado varios días por una enfermedad pulmonar que, según los medios cubanos, no guardaba relación con el coronavirus. Tal y como recoge «14 y medio», el hijo de Juan Padrón, el también director Ian Padrón, ha comunicado el fallecimiento en las redes sociales. «El último mambí batalló durante 20 días y se va lleno de amor y tranquilidad», escribió.Reconocido dibujante, cineasta y humorista, una de las leyendas cubanas y merecedor de varios Premios Nacionales de la Isla, fue también popular fuera de la isla gracias a sus creaciones. Por ejemplo, colaboró con el reconocido caricaturista argentino Quino, creador de Mafalda, en los cortos animados «Quinoscopios».«Agradecemos la atención médica que ha recibido a lo largo de estas semanas, así como todas las muestras de cariño y afecto», han expresado los familiares, según recoge Efe. Los mismos familiares han aclarado que rendirán el homenaje merecido una vez termine «la actual situación epidemiológica que vive el país».Padrón (Matanzas, 1947-La Habana, 2020), conocido como «el último mambí» por dedicar casi toda su vida a dibujar historietas sobre los luchadores independentistas cubanos del siglo XIX, se graduó de Historia del Arte en la Universidad de La Habana y sus primeros dibujos se publicaron en la desaparecida revista Mella a inicios de los años 1960.Maestro de la animaciónMaestro de la animación y el humor costumbrista criollo, Juan Padrón enseñó a reír y amar la historia nacional a generaciones de cubanos, que crecieron con sus personajes. Escaso era el conocimiento sobre los mambises cubanos fuera de los rígidos libros de texto oficiales antes de que, en la década de 1970, el entonces joven historietista comenzara a publicar las aventuras del coronel Elpidio Valdés -que curiosamente comenzó como un ninja-, su novia, la capitana María Silvia, su corcel Palmiche y el resto de su tropa.Padrón ayudó a ampliar el interés sobre las guerras de independencia contra España y documentó su obra con investigaciones minuciosas sobre los uniformes, el armamento, las tácticas militares, la vida en campaña y hasta la comida en los campamentos cubanos, informa Yeny García, de la Agencia Efe. Bajo su ingenio, incluso los personajes antagónicos, en su mayoría militares españoles pero también colaboradores cubanos y terratenientes estadounidenses, se volvieron entrañables para niños y adultos.El salto de los «muñequitos de Elpidio» a las pantallas grande y chica a principios de la década de 1980 fue la consagración de Padrón. Las frases y situaciones forman parte indisoluble de la identidad cubana y la gran mayoría de los isleños puede recitar de memoria diálogos enteros de las películas y los cortos.«La balada de Elpidio Valdés», compuesta e interpretada por Silvio Rodríguez sobre la música de Lucas de la Guardia, es una pieza icónica por mérito propio. Aunque Elpidio Valdés es posiblemente su obra más reconocible, Juan Padrón también dibujó simpáticas tiras sobre cavernícolas y animó cortos humorísticos conocidos como Filminutos.Los únicos personajes que rivalizan en fama con los mambises en la obra del humorista, son sus vampiros, muy diferentes a los tradicionales. Los chupasangres de Padrón toman «Vampisol», son amantes del jazz y disfrutan de la playa. Su filme «Vampiros en La Habana» (1985), una coproducción entre el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, Televisión Española y la alemana Durkiok, es hoy una de las cintas de animación iberoamericanas más reconocidas.La icónica versión del afiche de la película con dos colmillos sangrantes sobre fondo negro es uno de los carteles más reproducidos del cine isleño.
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