La ruleta de la suerte Hay cosas que no cambian haya coronavirus y confinamiento o no: todos los 19 de marzo son el Día del Padre; y todos los días, el público de «La ruleta de la suerte» vitorea como si no hubiera mañana «¡A por el bote, oééééééééé!». Ayer, el perenne concurso de Jorge Fernández (47), por el que tampoco pasan los años, celebró en diferido San José con padres e hijos como participantes. Padre e hija embarazada acabaron llevándose 5.000 euros de premio. La azafata Laura More daba paso enérgicamente a los informativos de Sandra Golpe sin saber, claro está, la que se venía. Para algunos españoles, «La ruleta de la suerte» es como la misa que emite en directo cada mañana TRECE: una religión. Y es que, si hubiera una versión española de la película «Good Bye, Lenin!», la televisión española sería la gran aliada de ese chaval que quiere hacer creer a su madre que no ha pasado el tiempo tras despertar del coma. O si no, que se lo digan a José Luis Gil (62), padre sufridor en «Aquí no hay quien viva» y «La que se avecina», que todavía tienen sus fieles en Atreseries y FDF; en uno de los episodios de «ANHQV» emitidos ayer se bromeaba sobre los recién nacidos gemelos de Ana Rosa Quintana… ahora ya adolescentes. Vídeos-videos «Aruseros», el programa «despertador» de La Sexta, tiene un poquito del noventero «Vídeos-Vídeos» de Antena 3. Ayer Alfonso Arús y su equipo reivindicaba el valor del entretenimiento en tiempos de última hora, así que se pusieron manos a la obra y comentaron vídeos como el de una estampida de gallinas o un chaval fingiendo dando de comer a las palomas en una pantalla de un ordenador. De vídeos también vive «Surferos», el programa de riguroso «zapping» de Cuatro; ayer hicieron un involuntario in memoriam: el «Mucha marcha» de Leticia Sabater, el «Cazamariposas» de Divinity, la relación de Pablo Iglesias y Tania Sánchez o el rostro imberbe de Risto en el «Chester», ahora en «Todo es mentira» por videoconferencia. Pero la reina del vídeo en bucle es la teletienda, precursora de la televisión transversal: si en TEN te venden un rejuvenecedor facial («Antes de salir de casa, siempre lo utilizo en la parte superior de mis ojos») por 119 euros («¡Pero en los próximos minutos por 69!»), en Divinity presumen de ofertón: ¡un colgante del árbol de la vida por 49,95€!; si en Paramount Network te venden un sillón elevador por 25 euros al mes («sin intereses»), en La Otra tiran de percha informativa: un reloj «legendario» para tu padre por 10 euros al mes («sin intereses mas regalo sorpresa»). Hasta Kiko Hernández tiene su propio formato, de sonrojante título con ecos al abogado de «Breaking Bad»: «Mejor llama a Kiko». Pero si hay un bien preciado que se ha paseado por todos los canales, ese es una cinta de andar con testimonio inclusive: «Teníamos que esconderla debajo de la cama». En tiempos de confinamiento, la redifusión es mano de santo: si Teledeporte te emite la final individual de la Copa Davies de 2000 («spoiler»: España gana), Real Madrid TV rescata partidos de su equipo con el Osasuna y el Espanyol. Y HIT TV te pone el videoclip de Adam Levine cantando el oportuno «Locked Away» («Encerrado»)... Y, aunque parezca una redifusión, hay programas y rostros que ahí siguen tantos años después: La Juani (Luisa Martín) ahora es policía en «Servir y proteger»; Resines hace de Resines en anuncios; los Asturiano de «Amar en tiempos revueltos» han dejado de envejecer en «Amar es para siempre» y Francisca Montenegro (María Bouzas) sigue agitando el avispero en «El secreto de Puente Viejo»; es tal la sensación de «déjà vu» que Carlota Corredera invoca en «Sálvame» a «Hormigas blancas». Menos mal que TEN emite a la hora de comer «Caso cerrado», desatadísima versión de aquel «De buena ley» que presentó Sandra Barneda en Telecinco. Vean sus créditos.
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