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“Shadows in the night”: el homenaje de Dylan a Sinatra
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Robert Allen Zimmerman —mejor conocido como Bob Dylan—, es considerado la figura más influyente en la música popular del siglo pasado. Cantautor, poeta y bastión de la música folk y de protesta social, podríamos escribir miles de hojas, libros y hasta enciclopedias sobre lo que involucra su legado, sus magníficas canciones y la diversidad creativa que nos ha dado en sus 36 discos de estudio desde 1962 hasta hoy. [Solo los usuarios registrados y activados pueden ver los enlaces. Haga clic aquí para registrarse ... ] Con sus casi 74 años, Dylan nos sigue sorprendiendo por su libertad creativa, como lo fue “Christmas in the Heart” (2009), su disco navideño, y posteriormente el tremendo “Tempest” (2012). Ahora regresa con un disco dedicado a baladas de los años ‘40 y ‘50 interpretadas originalmente por el gran Frank Sinatra. Son diez canciones en solo 35 minutos, que en cierta forma buscan homenajear a su generación anterior, la de las big band y los crooners. Si bien esta idea no es nueva, porque se anunció el año pasado como proyecto, este se habría gestado hace años. Dylan ya había incluido algunos clásicos de esa época en su álbumes “Self portrait” (1970), “Time out of mind” (1997) y “Chronicles Vol.1” (2004). Además, interpretó para la serie de televisión “Los Sopranos” el tema “Return to Me”. Y es muy común que en muchas de sus presentaciones en vivo cierre sus shows con la icónica “Stay with me”. En la única entrevista que dio sobre el disco, para la revista “AARP”, Dylan afirmó lo siguiente: “Ha sido un gran privilegio grabar este álbum. Desde hace tiempo he querido hacer algo así, pero hasta ahora no he sido lo suficientemente valiente para abordar complicados arreglos de 30 músicos y refinarlos para que suenen bien en una banda de cinco. Esa es la clave de todas estas interpretaciones. Conocíamos estas canciones muy bien. Todo se hizo en directo. Quizás una o dos tomas. Sin cabinas donde grabar la voz. Sin auriculares. Sin separación de pistas y, en su mayor parte, se ha realizado la mezcla mientras se grababa. No me siento como si estuviera versionando estas canciones, de ningún modo. Ya han sido lo suficientemente versionadas. Enterradas, en realidad. Lo que estamos haciendo mi banda y yo, básicamente, es descubrirlas. Sacarlas de la tumba y ponerlas a la luz del día”. Tal como dice el cantautor, este disco no solo se basa en la reinterpretación de las canciones. Por el contrario, denota un gran respeto, anhelo y minuciosidad, desde los arreglos de instrumentalización de cada canción hasta la elección de las mismas canciones por Dylan, las que no son precisamente de las más conocidas como todos creeríamos. Son canciones poco conocidas o menos difundidas, versiones oscuras que se han actualizado, dejándolas casi como versiones minimalistas, donde se les ha sacado todo el adorno propio de una gran banda y se ha dejado lo justo y necesario. Lo que se complementa con una gran interpretación que tiene una gran delicadeza y sutileza, cuidando delicadamente el tono de la voz y las pausas, logrando acallar a los típicos detractores de su estilo carraspeado y descuidado de cantar. Como si fuera poco todo lo anterior, el gran detalle es que el disco se grabó en muy pocas tomas en el mismo estudio que Capitol Records tiene en Los Angeles —y donde Sinatra grabó sus discos más emblemáticos para este mismo sello—, con una austeridad con respecto a los micrófonos y cables al momento del montaje que le terminó dando más de algún mal rato al veterano ingeniero Al Schmitt; un veterano que trabajó directamente con Sinatra, además de Elvis Presley, Michael Jackson y Madonna, por nombrar algunos artistas. Es muy difícil definir los hitos de este disco, ya que con diez canciones, en realidad se hace muy corto, todas tienen relevancia y no lograría a dejar a nadie contento si recomendara solo algunas. En una década donde muchos cantantes han echado mano al saco de esa generación —como Michel Bubble, George Michael, Rod Stewart, Lana del Rey, Jamie Collum y últimamente Lady Gaga con Tony Bennett— y donde muchas de las canciones pasan a ser meras interpretaciones calcadas de las originales, escuchar este disco nos permite un momento sutil e íntimo, que nos da un matiz diferente del maestro y una nueva forma de apreciar la esencia y el potencial de estas canciones románticas de hace 50 años. |
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