Muy pronto, con la ávida iniciativa de los partidos políticos y a su hilo las asociaciones judiciales mayoritarias, el Consejo General del Poder Judicial ha sido víctima de un constante, indecoroso y deformante manoseo, con la aportación eminente de un Tribunal Constitucional que -en oposición notoria a la que había sido voluntad manifiesta del poder constituyente- bendijo que los doce miembros jueces del Consejo fuesen elegidos por las Cortes Generales en vez de por la propia Magistratura. El perverso efecto ha sido fulminante: nacido el Consejo General para exteriorizar la independencia de los jueces con relación al poder político, por el contrario, la apreciación ciudadana lo percibe como la pieza acreditativa de su dependencia de ese poder. A la línea de...
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