Las
miserias de la familia real británica volvieron a quedar el domingo al descubierto en la
explosiva entrevista concedida por el
príncipe Enrique y su esposa
Meghan Markle a la presentadora estadounidense
Oprha Winfrey. Durante 120 minutos de conversación a corazón abierto, plagada de revelaciones y puntuada por alguna lágrima, los
duques de Sussex confesaron haberse sentido
"atrapados" en el palacio de Buckingham y abandonados a su suerte por la familia real frente a la
incesante presión de los tabloides británicos, que han convertido a la actriz norteamericana en uno de sus villanos de cabecera. Esa suma de factores se habría vuelto tan insoportable que
Meghan llegó a contemplar el suicidio cuando estaba embarazada de su primer hijo.
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