Hace ahora justo dos años, la Real Academia Española (RAE) dio la bienvenida, en su ilustre Diccionario, al término «sororidad», una palabra que don Miguel de Unamuno, todo un avanzado en materia literaria y en otros ministerios vitales, empleó, por primera vez, en «La tía Tula» (1921). La Docta Casa decidió recoger el guante que, casi un siglo antes, había lanzado el escritor, definiendo la «sororidad», en sus dos primeras acepciones, como «amistad o afecto entre mujeres» y «relación de solidaridad entre las mujeres, especialmente en la lucha por su empoderamiento». Un sentimiento poderoso, fraternal, que atraviesa, de cabo a rabo, hasta darle sentido y pertinencia, el último tesoro que ha descubierto la colección «Obra Fundamental» de la Fundación Banco...
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