En el dinámico universo del idioma español, las decisiones de la Real Academia Española (RAE) tienen un impacto significativo. Recientemente, esta institución ha sorprendido a muchos al eliminar de manera definitiva dos elementos que durante mucho tiempo se consideraron letras del abecedario: la «ch» y la «ll». Esta medida, que puede parecer drástica a primera vista, responde a una serie de consideraciones lingüísticas que buscan mantener la cohesión y claridad en el idioma español.
1. La decisión detrás de la eliminación
La RAE explica que tanto la «ch» como la «ll» no son letras individuales, sino dígrafos: combinaciones de dos grafemas que representan un único fonema. Esta distinción es crucial para alinear el español con otras lenguas alfabéticas, donde solo se consideran letras a los signos simples. Eliminar estos dígrafos del abecedario español es un paso hacia la simplificación y estandarización del sistema de escritura, facilitando así su aprendizaje y uso consistente.
Además, la RAE ha tomado esta medida para asegurar que el español siga siendo competitivo y coherente en el contexto global, adaptándose a las normas internacionales de la escritura alfabética. Esta decisión refleja un esfuerzo por parte de la institución para mantener el idioma actualizado y accesible para todos los hablantes, tanto nativos como aprendices.
2. Impacto y reacciones
La decisión de eliminar la «ch» y la «ll» del abecedario español ha generado diversas reacciones entre hablantes y estudiosos del idioma. Algunos celebran esta medida como un avance hacia la modernización y adaptación del español a estándares internacionales. Consideran que simplificar el abecedario facilitará la enseñanza y el aprendizaje del español, especialmente para aquellos que están comenzando a dominar el idioma.
Sin embargo, otros expresan nostalgia por la pérdida de elementos icónicos del abecedario español, que formaron parte de la enseñanza y el uso cotidiano por generaciones. Argumentan que la «ch» y la «ll» no solo eran símbolos lingüísticos, sino también culturales, que evocaban identidades y tradiciones profundamente arraigadas en la comunidad hispanohablante.
3. Continuidad y evolución del español
A pesar de estos cambios, el español sigue siendo un idioma vivo y dinámico. La eliminación de la «ch» y la «ll» del abecedario no altera la riqueza ni la diversidad de expresiones que caracterizan a esta lengua. La RAE continuará su labor de adaptación y enriquecimiento del idioma, incorporando nuevas palabras y ajustando normativas según las necesidades emergentes de los hablantes y los avances culturales y tecnológicos.
En conclusión, la eliminación de la «ch» y la «ll» del abecedario español marca un hito en la historia de la lengua, reflejando la capacidad de la RAE para guiar y modernizar el español en un contexto globalizado. Este cambio no solo afecta la forma de escribir, sino que también abre nuevas perspectivas sobre la unidad y evolución continua del español como lengua universal.
que.es / Por Orietta Ortiz. 06 julio 2024